La semana arranca con un clima tenso en La Promesa. Tras la trágica muerte de Eugenia, las emociones siguen a flor de piel, y el joven Curro, completamente destrozado, se convierte en el blanco de las exigencias del marqués Alonso, quien lo obliga a ofrecer disculpas a don Lisandro por haberle hablado de manera inadecuada. Aunque Curro acata la orden, lo hace con profundo resentimiento y no duda en reprochárselo después a su propio padre, dolido por la falta de empatía en un momento tan difícil para él.

Mientras tanto, Manuel sigue comprometido con ayudar a quienes le rodean. Utiliza el dinero de Leocadia para saldar la deuda de Toño, y le suplica que aproveche la oportunidad para recuperar a su familia. Sin embargo, Toño no está dispuesto a dar su palabra sobre el asunto, lo que deja a Manuel con un sabor agridulce.

Por otro lado, Adriano regresa a palacio para continuar con su recuperación tras la intervención quirúrgica posterior al atentado durante el bautizo. Aunque su estado físico mejora, emocionalmente sigue removido por todo lo ocurrido.

Leocadia, cada vez más afianzada en el poder, reprende con dureza a Catalina y Martina por haber despedido a Petra sin consultarle. Alonso se ve obligado a intervenir y pide a las jóvenes que respeten la autoridad de Leocadia, reforzando así la posición de esta en La Promesa.

Entretanto, Pía da un giro inesperado en su vida. Su salud mejora y, con ello, recupera su antiguo puesto como ama de llaves. Su regreso es recibido con entusiasmo por parte del servicio, que ve en ella un faro de estabilidad y esperanza ante los oscuros tiempos que corren.

La aparición de una pulsera con una esmeralda da pie a una investigación. Ricardo la encuentra y se la muestra a Rómulo, quien le encarga descubrir su procedencia. Sin perder tiempo, Ricardo convoca al personal e inicia una caza de brujas. Lo que él no sabe es que esa joya fue comprada por Lope y Curro en la joyería Llop, y que terminó en manos de Vera como un regalo del cocinero.

A pesar de su dolor, Curro debe reincorporarse al trabajo, tal y como lo ordena el marqués, según le informa Rómulo. La muerte de Eugenia ha dejado una huella imborrable en su corazón, y la tristeza amenaza con superarlo. Solo Ángela parece capaz de ofrecerle un poco de consuelo en medio de tanta oscuridad, aunque su cercanía con Curro no es bien vista por todos.

Adriano sigue convaleciente, y Catalina y Emilia toman una decisión que al parecer no le agrada al joven. Por otro lado, Samuel continúa preocupado por Petra, pero el resto del personal parece no compartir su inquietud ni saber nada sobre su paradero.

Lisandro sorprende a todos con un repentino cambio de actitud hacia Adriano. El duque declara su intención de recompensarlo por haberle salvado la vida, aunque no revela cuál será el obsequio. Pía, en un intento desesperado por recuperar la misteriosa pulsera de esmeralda, asegura que se trata de un regalo personal. ¿Será Ricardo capaz de creerse esa historia?

(Miércoles 11 de junio no se emitirá episodio debido al partido de fútbol entre Eslovaquia y España Sub21)

El jueves 12 de junio, Manuel confía a Simona una información sorprendente: Toño y Norberta nunca estuvieron casados legalmente. Simona, impactada, corre a contárselo a Candela. Mientras tanto, Leocadia continúa con su ofensiva contra la relación entre Curro y Ángela. Le reprende por el abrazo que la joven le dio al chico, y logra que Alonso exija a su hijo que mantenga la distancia con la señorita.

Lisandro sigue sin revelar qué tipo de regalo tiene preparado para Adriano, pero este último prefiere evitar cualquier conversación con el duque. En otro rincón de La Promesa, Rómulo y Emilia, tras muchos silencios, confiesan ante Pía y Ricardo que mantienen una relación sentimental.

Una carta misteriosa llega a manos de Manuel y Toño, generando gran desconcierto. ¿Quién la ha enviado? ¿Qué información contiene?

Pía se infiltra en el despacho para recuperar la pulsera, acompañada por Lope. Juntos hacen un descubrimiento escalofriante. Mientras tanto, Samuel niega rotundamente que Petra haya sido quien lo denunció, pero no ofrece más explicaciones. María Fernández, cansada de evasivas, lo confronta y Samuel le revela algo que la deja en estado de shock.

El viernes 13 de junio, se destapa la verdad sobre el responsable de la denuncia eclesiástica contra Samuel. María, convencida de que Petra no está detrás de ello, se enfrenta al sacerdote y le exige que cuente la verdad al resto del servicio.

Por su parte, Lope, Curro y Pía siguen empeñados en desentrañar el misterio de la joya envenenada. La investigación toma un rumbo inesperado cuando, ante la falta de respuestas concluyentes, deciden probar el contenido del frasco escondido en la pulsera para confirmar si efectivamente se trata de cianuro. El riesgo es extremo, pero los tres están decididos a llegar hasta el final.

Mientras tanto, Lisandro no desiste en su intención de premiar a Adriano. Pero cuando se revela la naturaleza del supuesto regalo, tanto Catalina como su esposo se quedan estupefactos. ¿Qué ha planeado el duque y qué consecuencias traerá?

En el terreno sentimental, Rómulo y Emilia están más unidos que nunca. Sin embargo, sus compañeros cocineros comienzan a notar ciertos comportamientos extraños en el mayordomo y comparten sus sospechas con la enfermera.

Finalmente, Leocadia, que lleva tiempo observando con desagrado la cercanía entre Ángela y Curro, toma una decisión drástica que marcará el destino de la joven. Sus acciones, frías y calculadas, podrían tener consecuencias irreversibles.