En el esperado capítulo 330 de Sueños de libertad, que se emitirá el viernes 13 de junio por Antena 3, se viven momentos intensos y cargados de emociones entre los personajes más destacados de la historia, especialmente Raúl, María y Andrés. La entrega se abre con Raúl tomando una decisión trascendental: dejarlo todo por María. Después de un tenso enfrentamiento con Andrés, Raúl acude a su despacho para disculparse por la forma en que lo trató el día anterior. Reconoce que lo culpó erróneamente por lo ocurrido con María, y admite que fue ella misma quien le hizo ver su error.

Andrés, aún desconfiado, le pregunta si María fue quien dijo que él la empujó o algo por el estilo. Raúl niega de inmediato. Explica que fue su interpretación errónea de sus palabras, no culpa de ella. Andrés no deja pasar la oportunidad para notar que es la tercera vez que Raúl defiende a su esposa, y se pregunta qué clase de relación tienen. Raúl, sin esconder sus sentimientos, le dice que María le parece una mujer profundamente infeliz y que no hace falta que ella diga nada para que se note. Andrés responde que lamenta que su esposa lo haya usado para herirlo. Sin embargo, Raúl lo detiene con respeto, asegurándole que María no quiere hacerle daño y que en realidad lo quiere.

Es entonces cuando Raúl deja claro su propósito: ha decidido marcharse a Madrid. Le entrega sus cosas a Andrés y le comunica que va a probar suerte en la capital, ya que las cosas no han salido como esperaba en Toledo. Su partida es definitiva. Andrés intenta confirmar si está seguro, pero Raúl, sereno, reafirma su decisión. La escena es interrumpida por Manuela, quien se lo lleva con la excusa de ayudarle, aunque claramente busca evitar más tensiones.

Por otro lado, en casa de Digna, se desarrolla otra trama importante. Al visitar a sus hijos, se encuentra con Gema, y pronto nota que algo la inquieta. Gema intenta callar, pero ante la insistencia de Digna, termina confesando que Joaquín últimamente está distraído. Incluso se olvidó de recoger a Teo del colegio, y fue ella quien lo rescató. Esto no es normal en Joaquín, lo que despierta aún más sospechas en Digna.

Gema, preocupada por romper la confianza de Joaquín, finalmente revela que él sospecha que Pedro tuvo algo que ver en la pérdida de su puesto de dirección. Cree que fue un plan provocado por Pedro cuando los trabajadores protestaron por la rebaja de sueldos. Digna, desconcertada, pregunta si Damián tiene algo que ver en esto. Gema confirma que Damián habló con Joaquín y desde entonces él no puede dejar de pensar en el asunto.

Molesta, Digna afirma que Damián está obsesionado con destruir a Pedro y que no permitirá que vuelva a dañar a su familia. De inmediato decide confrontar a su hijo. En la fábrica, Digna se enfrenta a Joaquín. Le recuerda lo mucho que luchó para llegar a ser director y que su tío Damián siempre ha actuado con bajeza, incluso robando a su propio hermano. Joaquín admite que nunca lo perdonará. Sin embargo, Digna lo confronta duramente por creer en las mentiras de Damián. Joaquín mira a Gema con reproche, pero Digna no lo permite: “No mires a Gema como si ella tuviera la culpa de tus desvaríos.”

Gema interviene pidiendo que escuche a su madre. Digna insiste en que Damián odia a Pedro porque este logró lo que él siempre deseó: la dirección de la fábrica y su amor. Incluso le cuenta que Damián trató de convencerla a ella también, sin éxito. Según Damián, Pedro habría engañado a los compradores de la fábrica, su esposa se habría suicidado tras descubrir su amor por Digna, e incluso habría pactado con un empleado para sabotear a Joaquín. También insinúa que Pedro pudo estar relacionado con la muerte de Jesús.

Digna considera que todo esto son calumnias de un hombre que quiere sembrar el caos. Asegura que Pedro siempre ha estado con ellos y que los ama como familia. Joaquín, visiblemente tocado, empieza a darse cuenta de su error y reconoce que ha dejado que alguien indigno le meta ideas en la cabeza. Le pide disculpas a su madre.

Cuando Digna se retira, Joaquín se queda a solas con Gema y, dolido, le reprocha haber hablado con su madre. Para él, lo más grave no es que ella haya contado lo que le dijo, sino que crea que está loco por sospechar de Pedro. Gema le pregunta qué significa eso. Joaquín responde que necesita saber la verdad y que Andrés, quien también tiene sospechas sobre Pedro, merece ser escuchado. Joaquín está convencido de que debe entender qué pasó realmente cuando perdió la dirección.

Gema intenta razonar con él, diciendo que es maquiavélico pensar que Pedro manipuló todo para su beneficio. Pero Joaquín la interrumpe, decidido: si Pedro lo hizo, entonces el verdadero maquiavélico es él, y no le sorprendería en absoluto.

En paralelo, Andrés habla con Manuela para aclarar lo que ocurre con Raúl. Sabe que se va y quiere saber el porqué. Manuela le explica que lo normal es que se vaya tras enfrentarse con él. Andrés insiste en saber si su marcha está relacionada con otra cosa, con María quizás. Manuela responde evasivamente, diciendo que Raúl es un joven con muchos ideales, y que quizá se confundió. Andrés deduce que Raúl se hizo ilusiones con María. Manuela aclara que, aunque Raúl se sintió atraído por ella, María solo buscaba consuelo y que fue clara al expresar que el único hombre que amaba era él.

Andrés asimila todo en silencio y se retira, más consciente que nunca del daño colateral que ha sufrido su matrimonio por su propia distancia emocional. La tensión sigue creciendo entre los personajes, con verdades que empiezan a salir a la luz y decisiones que marcarán un antes y un después en la historia.

Este capítulo promete sacudir los cimientos emocionales de los espectadores. La partida de Raúl, los engaños de Damián y las dudas en torno a Pedro son ingredientes que preparan el terreno para revelaciones aún más explosivas. ¿Será este el inicio del fin para algunos personajes? ¿O el principio de una redención inesperada? Las respuestas, como siempre, en Sueños de libertad.