Desde hace tiempo sabemos que Don Lisandro y Doña Leocadia guardan un pasado oscuro, pero lo que pocos imaginan es la magnitud del secreto que los une y que ninguno de los dos quiere que salga a la luz. Este misterio no solo pone en juego sus reputaciones, sino que también afecta directamente a sus vidas y sus alianzas dentro de la historia de La Promesa.

En varias escenas, podemos ver la tensión palpable entre ellos, algo que rompe con la aparente armonía que parecía existir. Don Lisandro, con su carácter machista y arrogante, no permite que Leocadia se tome libertades con él, y la deja claro que solo rinde cuentas ante el rey, nada ni nadie más, mucho menos una mujer. Esta actitud refleja no solo su misoginia sino también el poder y la influencia que ostenta, aunque, en el fondo, está rodeado de conflictos incluso dentro de su propia casa.

Leocadia, por su parte, es una mujer que se muestra audaz y sin tapujos, habiendo tenido múltiples amantes poderosos con el fin de conseguir poder y dinero, algo que no la hace precisamente un ejemplo de moralidad. Sin embargo, ella pretende mantener una fachada de respetabilidad, criticando las faltas de otros cuando ella misma tiene un pasado cuestionable. Es irónico que critique a Alonso por tener un hijo ilegítimo cuando ella misma parece tener una hija bastarda en casa, llamada Ángela, cuyo origen es un gran misterio y pieza clave del secreto que la liga a Don Lisandro.

Se especula con fuerza que Ángela es hija de Leocadia y, posiblemente, también de Don Lisandro, y que él ha estado involucrado en secreto para garantizar su bienestar, pagando sus estudios en el extranjero y manteniéndola lejos para que Leocadia pueda continuar con sus planes sin obstáculos. Esta distancia entre madre e hija genera tensiones, ya que Ángela no quiere irse a Suiza y decide quedarse en los terrenos de La Promesa, lo que anticipa problemas entre ellas.

Además, se plantea la existencia de un pasadizo secreto dentro del palacio, detrás de la chimenea en la habitación de Doña Cruz, donde Ángela podría refugiarse y desde donde podría espiar las maniobras de su madre. Esto añade un nivel extra de intriga a la trama, porque Ángela no solo está en conflicto con Leocadia sino que también puede ser testigo silenciosa de sus maquinaciones.

Los guionistas parecen jugar con la idea de que no solo el secreto del linaje de Ángela está en juego, sino también que hay otros personajes en el palacio que conocen la verdad y podrían ser clave para que finalmente todo salga a la luz. El temor de Don Lisandro es enorme, ya que su posición social y su influencia podrían quedar seriamente dañadas si se descubre la verdad, algo que también afecta a Leocadia, pues ambos dependen de mantener esta mentira oculta.

El hecho de que Leocadia actúe con tanta impunidad y Don Lisandro se muestre tan rígido y controlador refleja una relación compleja y llena de tensiones, que puede explotar en cualquier momento, especialmente con Ángela involucrada en el centro del conflicto. La joven promete dar mucho que hablar, poniendo en aprietos a su madre y haciendo tambalear los secretos que tanto se han esforzado por esconder.

Finalmente, el misterio que une a estos dos villanos no es solo una historia de traiciones y secretos, sino también un reflejo de las luchas de poder y los sacrificios que hacen para mantener su estatus. Si la verdad llegara a revelarse, no solo afectaría sus vidas personales, sino que también desataría una cadena de consecuencias en toda La Promesa.