El capítulo 336 de Sueños de Libertad, que se emitirá el lunes 23 de junio por Antena 3, marca un punto de inflexión con el descubrimiento de una verdad que podría cambiarlo todo. El episodio comienza con un clima tenso en la casa de los De la Reina, donde Luz y Begoña acaban de visitar a María, convaleciente tras su supuesto intento de suicidio.
Antes de salir de la casa, Luz se muestra preocupada por el estado anímico de María, más allá de las heridas en sus muñecas. Pero Begoña, observadora e intuitiva, lanza una bomba de sospechas: cree que María ha fingido el intento de suicidio para evitar ser internada en una residencia especializada, una posibilidad que Andrés ya había planteado seriamente. Luz se sorprende ante semejante acusación, pero Begoña no se retracta. Para ella, María ya ha simulado antes —como el falso embarazo o el robo del bebé de la casa Kuna— y ahora estaría usando este truco para manipular a Andrés, quien, como comprobamos, se dejó convencer una vez más.
Luz intenta mantener una mirada compasiva, pero incluso ella empieza a ver que la situación se escapa de lo racional. María no sólo ha jugado con las emociones de Andrés, sino que podría estar evitando cualquier intervención médica que la desenmascare. Begoña incluso teme que un especialista descubra toda la farsa, por eso María se niega a recibir atención real. La conversación se tiñe de gravedad cuando recuerdan que María podría haber muerto por desangramiento… pero eso solo si su intención hubiera sido realmente morir, lo cual ahora está en duda.
En medio de esta inquietud, Luz mantiene su foco: debe presentarse a su examen de medicina. Agradece a Damián por haberle dado esta oportunidad de retomar su vocación y trata de que los nervios no la traicionen. Begoña, por su parte, aunque llena de sospechas, promete seguir cuidando de María. A pesar de sus dudas, su lado humano prevalece.
Poco después, Gabriel aparece en el despacho de Damián con una botella de licor como gesto de agradecimiento por su hospitalidad. Además, le comparte una noticia: le han ofrecido un puesto en un bufete de abogados en Madrid, pero aún no sabe si se marchará, ya que en Canarias no tiene familia, mientras que en la Colonia sí.
Damián, encantado, le dice que sería un placer tenerlo cerca, aunque no se siente bien de salud. Gabriel atribuye el malestar a la situación con la empresa y la reciente crisis con María. Damián admite que María está muy afectada y no permite que nadie la ayude, y que Andrés está completamente absorbido por cuidarla. Esto, lamentablemente, lo ha dejado fuera de juego justo cuando la empresa enfrenta un problema legal: una de sus furgonetas ha atropellado a un peatón.
Aunque el accidente no fue grave, el afectado exige una fuerte suma de dinero a cambio de no demandar ni crear un escándalo mediático que podría dañar la imagen de la empresa, especialmente ahora que están en plena expansión internacional. Damián revela que Pedro Carpenal, actual director, se ha hecho cargo de la negociación, pero con malos resultados. El daño reputacional puede ser enorme.
Gabriel, viendo una oportunidad, se ofrece como abogado para encargarse personalmente del caso, lo que Damián agradece de inmediato. Esta propuesta, aparentemente altruista, deja entrever una jugada estratégica por parte de Gabriel, quien quiere consolidarse dentro del núcleo de poder.
En otro frente, Marta intenta convencer a Alonso Cobeaga de que no cancele el contrato con la perfumería. El diseñador de renombre, sin embargo, parece haber perdido la fe en la colaboración. Afirma que la propuesta de Luis Merino no fue nada especial, sólo una más entre tantas, sin esencia ni alma. Marta trata de defender a su perfumista y le propone trabajar en nuevas ideas, pero Alonso insiste en que no hay conexión creativa, algo que para él es esencial.
La conversación se interrumpe cuando entra Pelayo, el esposo de Marta. Al presentarse ante Alonso, se revela que ya se conocieron unos días atrás, y Alonso se muestra sorprendido (y halagado) por la presencia de Pelayo, con quien parece tener una química especial. La tensión entre Marta y Alonso persiste, pero Pelayo interviene con diplomacia y sugiere una comida entre los tres, al menos para cerrar el trato en buenos términos. Alonso acepta la invitación, aunque deja claro que no cree que nada lo haga cambiar de opinión respecto a seguir trabajando con Luis.
La escena final deja varias líneas argumentales abiertas: por un lado, la manipulación emocional de María y su impacto en Andrés, quien no logra poner límites; por otro, Gabriel ganando terreno como abogado de confianza dentro de la empresa; y, finalmente, la posible ruptura definitiva del contrato con Cobeaga, lo que podría significar un golpe letal para el proyecto del nuevo perfume.
El capítulo 336 promete ser una explosión de verdades, traiciones y movimientos estratégicos. Luz está más cerca que nunca de descubrir el verdadero rostro de María, mientras Begoña y Gabriel juegan sus cartas en silencio. La verdad, esa que durante tanto tiempo ha estado oculta, comienza a revelarse y con ella llega un nuevo orden en la vida de todos los personajes. ¿Quién ganará la partida cuando todos los secretos salgan a la luz? ¿Y qué papel jugará Gabriel en esta nueva etapa?
Una cosa es segura: Sueños de Libertad entra en una fase decisiva, donde la verdad puede ser el arma más peligrosa.