El misterio sobre el padre de Ángela es, a estas alturas, uno de los grandes enigmas de La Promesa. Cada semana resurgen teorías, sospechas y hasta candidatos improvisados, pero la realidad es que la propia serie nos ha ido dejando pistas claras, diálogos muy concretos y pequeños detalles que permiten descartar más de una hipótesis. Por eso, conviene detenerse, analizar lo que se sabe con certeza y, sobre todo, separar lo que es canon de lo que son rumores inventados o interpretaciones apresuradas.
Durante meses, se ha repetido con insistencia la idea de que Cristóbal Ballesteros, el mayordomo, podría ser el padre de Ángela. El argumento que sostiene esta versión es sencillo: ahora es amante de Leocadia, y parece lógico pensar que esa relación viene de antiguo. Sin embargo, basta con repasar los hechos narrados en la trama para comprobar que esta teoría no tiene pies ni cabeza.
El error de pensar en Ballesteros
Lo primero que se sabe del padre biológico de Ángela es que fue un hombre poderoso. Esa palabra —“poderoso”— no aparece al azar, sino que se repite en los diálogos, subrayando que se trataba de alguien con influencias, recursos y una posición social muy superior a la de un mayordomo. Cristóbal Ballesteros, por mucho que se haya ganado la confianza de Leocadia y que haya ascendido en la escala interna de la servidumbre, no encaja en absoluto en esa descripción.
Además, la cronología lo impide. Ángela fue concebida en una época muy concreta: justo antes de la desaparición de Leocadia, cuando Cruz deseaba verla muerta. Esa etapa coincide con los sucesos que marcaron el nacimiento de Curro, la muerte de Dolores y las primeras fugas desesperadas de Leocadia. Por tanto, el padre de Ángela debía estar vinculado a ese periodo convulso, no a una relación posterior con un mayordomo de la Promesa.
Y hay más. En la propia serie se ha verbalizado que Leocadia confesó a ese hombre que estaba embarazada. Le dijo claramente que esperaba un hijo suyo, y la respuesta de él fue desentenderse, darle la espalda y dejarla sola. Esa frialdad explica por qué, cuando Rómulo fue enviado a matarla, Leocadia no pudo buscar refugio en la protección de su amante. Si de verdad hubiese sido poderoso y fiel, ella habría acudido a él. En cambio, no le quedó otra salida que huir con lo puesto.
La huida a Cuba y la nueva vida
Leocadia terminó en Cuba. Allí nació Ángela y, con el tiempo, Leocadia contrajo matrimonio con otro hombre, un personaje del que se sabe poco pero que marcó profundamente su destino. Era alguien con gran fortuna, bien situado en la alta sociedad, con numerosos contactos e influencia. De esa unión nacieron otros hijos y, tras enviudar, Leocadia heredó una parte considerable de esa riqueza. El dinero con el que ahora vive y se mueve en la Promesa procede de esa herencia, no de ningún vínculo con Ballesteros.
Es decir, el mayordomo nunca entró en esta ecuación. El padre de Ángela había quedado atrás en la historia, convertido en una figura de sombra, en un fantasma al que Leocadia aún teme. Porque eso también ha sido verbalizado en la serie: Leocadia tiene miedo. Teme que ese hombre descubra que ella está de vuelta en España, que se entere de que vive en la Promesa, que se encuentre cara a cara con Ángela. Ese temor demuestra que hablamos de alguien con poder real, capaz de complicar la vida de madre e hija. ¿De verdad alguien puede imaginar que esa amenaza latente provenga de un mayordomo sin recursos?
La hipocresía de Leocadia
El romance actual entre Leocadia y Cristóbal Ballesteros sirve, en realidad, para poner de relieve la contradicción moral de la madre de Ángela. Ella se rasga las vestiduras al señalar que la relación entre Ángela y Curro es indebida porque él es un lacayo. Sin embargo, ella misma mantiene una relación con el mayordomo de la casa, algo que no parece preocuparle en lo más mínimo. Esa hipocresía la pinta de cuerpo entero: condena lo que en su hija reprueba, pero practica exactamente lo mismo en secreto.
Es probable, además, que la relación con Ballesteros no sea tan antigua. Todo apunta a que comenzó tras la viudez de Leocadia, cuando regresó a España y volvió a moverse en los círculos de la alta sociedad. Fue entonces cuando pudo cruzarse con el mayordomo, un hombre cercano al servicio de los antiguos condes de Aranjuez. Lo suyo parece más bien una relación pasional, física, casi animal, que un vínculo romántico duradero. Una trama oscura que funciona como contrapunto a la inocencia de Ángela y Curro.
Lo que sí sabemos del verdadero padre
Así pues, las piezas del rompecabezas encajan de otra manera:
- El padre de Ángela es un hombre poderoso, con recursos e influencia.
- Supo que Leocadia estaba embarazada, pero la rechazó y la abandonó.
- Fue contemporáneo a los sucesos trágicos que marcaron el nacimiento de Curro y la muerte de Dolores.
- Representa todavía una amenaza, al punto de que Leocadia teme que descubra la verdad.
Todo esto descarta a Ballesteros y, de hecho, también a otros candidatos que algunos fans han señalado: Lorenzo, el barón de Linaja, incluso el duque de Carvajal y Fuentes. Ninguno de ellos encaja del todo con los elementos confirmados. Según lo mostrado hasta ahora, solo hay un personaje conocido que podría cuadrar con el perfil del padre de Ángela. Y esa revelación, cuando llegue, promete ser uno de los giros más potentes de la serie.
Entre la verdad y el rumor
¿Por qué entonces sigue circulando tanto la teoría de Ballesteros? La explicación es simple: las relaciones actuales se confunden con el pasado. Muchos espectadores, al ver que Leocadia y el mayordomo son amantes, suponen que lo han sido desde siempre. Pero no es así. La propia narración lo desmiente. Se trata de un error de lectura, una especie de “teléfono roto” que termina obligando a los analistas a repetir, una y otra vez, que no, Ballesteros no es el padre de Ángela.
Lo que sí es cierto es que esta relación reciente ayuda a perfilar el carácter de Leocadia: calculadora, interesada, contradictoria. Se refugia en un hombre que, en el fondo, no puede darle el poder que teme en otros. Y mientras tanto, oculta a Ángela un secreto que, cuando estalle, reconfigurará la vida de todos los habitantes de la Promesa.
Conclusión
El enigma del padre de Ángela sigue abierto, pero con cada pista queda más claro quién no puede serlo. Cristóbal Ballesteros, por mucho que ocupe espacio en las teorías, está descartado de manera rotunda. El verdadero padre es alguien con poder, alguien con la capacidad de desestabilizar la vida de Leocadia y de poner a Ángela en una posición muy complicada.
La serie ha jugado bien sus cartas: ha sembrado pistas en diálogos, ha dejado silencios significativos y ha mostrado el miedo de Leocadia como un presagio. El día que se revele la identidad de ese hombre, La Promesa habrá dado uno de sus golpes de efecto más esperados.
Hasta entonces, solo queda seguir analizando, descartando rumores y prestando atención a cada palabra que pronuncian los personajes. Porque, como se ha visto, la verdad ya está ahí, escondida en los detalles.