El capítulo 375 de Sueños de Libertad, que llegará el miércoles 20 de agosto a Antena 3, se perfila como uno de los más intensos y oscuros de toda la serie. Los secretos salen a la luz, los chantajes se vuelven insoportables y la amenaza de Santiago deja a todos al borde del abismo. Pero lo que realmente marcará el rumbo del episodio será la crueldad de Pelayo, dispuesto a utilizar el dolor y la desgracia en su propio beneficio, incluso si eso significa traicionar a quienes confiaron en él.
La historia arranca recordándonos lo sucedido en la entrega anterior. Gabriel intenta suavizar su relación con Andrés, quien le deja claro que lo único que le importa es la felicidad de Begoña. Andrés, además, queda sorprendido al ver la buena sintonía entre María y Gabriel, lo que podría marcar un giro inesperado en las alianzas familiares. Mientras tanto, Digna, preocupada por la partida de Irene, exige explicaciones a Pedro. Él, para variar, culpa a Damián y lo acusa de inventar tretas para manipular y hacer daño. En paralelo, Marta trae buenas noticias para Fina: el reportaje fotográfico que se hicieron con Pelayo ha encantado en la revista y quieren celebrarlo con una cita especial en la casa de campo.
En ese mismo momento, Damián descubre que Irene no ha pasado la noche en casa ni se ha presentado a trabajar. Desesperado, llama a todos los hoteles de Toledo buscándola, pero no encuentra rastro. Incluso reprende a Tacio, quien se defiende recordándole que don Pedro lo valora más que a su propia familia. Irene, por su parte, comparte con Cristina la drástica decisión que ha tomado. Quizás ella sea la única capaz de impedir un destino que parece irreversible.
La tensión alcanza su clímax cuando Fina acude a la cita en la casa de los Montes, creyendo que se trata de un encuentro romántico y tranquilo. Lo que encuentra allí es todo lo contrario: Santiago, que ha escapado de la cárcel aprovechando un permiso, aparece con un objetivo claro y cruel: vengarse de Marta, de Pelayo y, sobre todo, de ella. Su odio lo lleva a arrinconar a Fina con brutalidad, hasta el punto de intentar abusar de ella. La ata, la amordaza y espera pacientemente la llegada de Marta, decidido a cobrarse todas las cuentas pendientes en una sola noche sangrienta.
Marta llega poco después, sin sospechar el peligro que la aguarda. Santiago la ataca con una navaja y desata el terror. Fina, en un acto desesperado de valentía, logra liberarse de sus ataduras y se interpone para salvar a Marta. En el forcejeo final, es ella quien acaba con la vida de Santiago, clavándole el arma. La escena es desgarradora: dos mujeres unidas por el amor, obligadas a enfrentar una pesadilla y a cargar con el peso de un crimen cometido en defensa propia.
Desesperadas, sin saber qué hacer, Marta convence a Fina de que lo mejor es enterrar el cuerpo y ocultar lo sucedido. Justo en ese instante aparece Pelayo. Al descubrir la escena, lejos de sorprenderse o escandalizarse, decide ayudar a las chicas a deshacerse del cadáver. Pero su solidaridad es solo una fachada: al ver la navaja ensangrentada, decide quedársela como prueba incriminatoria, guardando un as bajo la manga para chantajear a Fina en el momento oportuno. Ahí es donde se muestra la verdadera crueldad de Pelayo, dispuesto a aprovechar el dolor de las dos mujeres para asegurarse el control sobre ellas.
Paralelamente, la trama de la saponificación sigue escalando. Los casos de trabajadores con problemas respiratorios crecen sin freno y el silencio de don Pedro se vuelve insoportable. Luz y Begoña sienten que ya no pueden callar más y deciden revelar la verdad al resto de la junta directiva, aunque ello signifique dinamitar la empresa desde dentro. La reunión de la junta es tensa: la salud de los empleados está en juego, pero también la estabilidad financiera. Al final, la opción de continuar con los trabajos gana la votación, obligando a los operarios a seguir en condiciones precarias.
Gabriel, lejos de preocuparse, celebra esta decisión con María, convencido de que la crisis le ofrece la oportunidad perfecta para consolidar sus planes. Para él, lo que para muchos es una amenaza se convierte en un paso más hacia su objetivo de hacerse con el control absoluto. Sin embargo, su frialdad contrasta con la postura de Luz, que insiste en que los trabajadores deben ser lo primero, y con la de Joaquín, más pragmático, que teme que medidas drásticas hundan a la empresa. El debate se vuelve cada vez más áspero, reflejando la división interna en la familia y en la dirección de la fábrica.
En otro frente, la vida personal de los personajes se entrelaza con la tragedia. Claudia observa con orgullo a Raúl, que ha demostrado su valentía enfrentándose al agresor de Teo, logrando que sea expulsado del colegio. Joaquín, sin embargo, recibe la noticia con sorpresa, sabiendo que esa victoria traerá consecuencias para la familia del culpable. Tacio, por su parte, se sumerge en la amargura, resentido por una familia que ya no reconoce y sintiéndose cargado de responsabilidades que no le corresponden. En medio de este desencanto, Carmen intenta ofrecerle un refugio, un poco de cariño en tiempos de dolor.
Mientras tanto, Begoña y Gabriel viven un acercamiento inesperado. Él le revela los últimos pasos dados con Andrés y la condena contra el hombre que marcó su vida con violencia. Sus palabras remueven en ella heridas profundas, pero también la llevan a confiarle una verdad oculta, una pieza clave que podría transformar su sed de justicia en un deseo de venganza. La conexión entre ambos crece, abriendo un nuevo frente de tensión.
De vuelta en la casa de los Montes, Fina y Marta, destrozadas por lo ocurrido, intentan seguir el consejo de Pelayo y retomar la normalidad, actuando como si nada hubiese pasado para no levantar sospechas. Pero la culpa pesa demasiado, sobre todo en Fina, que no puede dejar de pensar que ha acabado con una vida, aunque se trate de un hombre cruel como Santiago. Pelayo, por su parte, se convierte en una sombra constante, recordándoles que tiene en sus manos la prueba que podría condenarlas.
El episodio se cierra dejando abiertas varias preguntas: ¿se atreverá Pelayo a traicionar definitivamente a Marta y a Fina utilizando la navaja? ¿Hasta dónde llegará Gabriel en su plan de manipulación? ¿Será capaz Irene de mantenerse firme en sus decisiones o dará un giro inesperado? Y lo más importante: ¿podrán Marta y Fina soportar la carga de un secreto tan peligroso sin que todo su mundo se derrumbe?
La crueldad, la traición y la ambición se entrelazan en este capítulo cargado de giros, donde los personajes se enfrentan a decisiones que cambiarán sus vidas para siempre. En Sueños de Libertad 375, nada ni nadie volverá a ser igual.