El capítulo 331 de Sueños de libertad, que se emitirá el lunes 16 de junio por Antena 3, promete momentos cargados de emoción, despedidas dolorosas y un encuentro inesperado que puede cambiarlo todo. La historia arranca en la casa de la familia Reina, donde Raúl se prepara para abandonar definitivamente la colonia. Está decidido a marcharse, entrega su traje y las llaves del coche, y cuando Andrés lo encuentra en la cocina, intenta persuadirlo de quedarse. Raúl, sin embargo, tiene claro que su destino está en Madrid, aunque no tenga un trabajo ni un lugar donde vivir.
Andrés le ofrece quedarse hasta que se estabilice, pero Raúl se niega, convencido de que su presencia ya no es bienvenida. Sin embargo, Andrés le insiste con sinceridad: no quiere ser el responsable de que abandone algo que le apasiona. Le ofrece una segunda oportunidad, asegurándole que no va a despedirlo, y le pide solo una cosa: prudencia, sobre todo por el bien de María. Raúl, visiblemente conmovido, acepta el consejo con respeto y agradecimiento. Ambos deciden no involucrar a Damián en esta conversación para evitar más tensiones.
Mientras tanto, en casa de los Carpena, Irene se encuentra con don Pedro, quien regresa de un viaje a Madrid con una corbata nueva y una caja de habanos. Pedro le menciona que ha almorzado con Digna, pero la conversación cambia de tono cuando Irene le muestra un regalo sospechoso de parte de Joaquín. Se trata de la misma botella de coñac que utilizaron para hacerle creer que se había emborrachado. Irene sospecha que Joaquín comienza a atar cabos y teme que descubra la verdad. Aunque Pedro intenta minimizar el asunto, Irene lo enfrenta con dureza, reconociendo su culpa y afirmando que no piensa protegerlo más, sino que actuará por ella misma.
Pedro intenta justificar sus acciones diciendo que lo ha hecho todo para protegerla, incluso ocultarle durante años el paradero de su hija. Pero Irene ya no le cree. Está harta de las traiciones y le advierte que, si sigue actuando así, terminará solo. También le lanza una advertencia: si no logra que Joaquín vuelva a confiar en él, perderá a Digna para siempre.
De vuelta en casa de los Reina, Andrés visita a María en su habitación. Ella se muestra apagada, desganada, incapaz de concentrarse en la lectura. Le pide que la lleve a la ventana, y más tarde le propone que al día siguiente salgan al mirador para leer juntos. Andrés, sin embargo, le explica que tiene obligaciones en la fábrica y que no puede seguir posponiéndolas. Esto hiere a María, quien le reprocha con tristeza que todo en su vida ha perdido valor. Entre lágrimas, le pregunta si sus promesas eran sinceras o si simplemente se lo dijo para que no lo denunciara. Andrés, con firmeza, le asegura que piensa cumplir su palabra, que buscarán una enfermera para que la cuide, pero que él también estará a su lado.
María, emocionalmente inestable, rechaza la idea de la enfermera. Solo quiere tener a Andrés y a Manuela. Andrés, agotado, insiste en que necesita ayuda, que no puede con todo solo, pero le reafirma su compromiso. María le hace prometer que no se separará de ella, a lo que él responde con un “te lo prometo”. Sin embargo, ella le confiesa con intensidad que no le merece la pena vivir si no está con él.
Más tarde, ocurre un giro crucial en la trama. María sale en su silla de ruedas al pasillo del segundo piso y llama a Andrés. Sin embargo, quien aparece es Gabriel, un nuevo personaje que se presenta como el sobrino de don Damián. Al verla, se ofrece a ayudarla, y aunque en un primer momento María intenta valerse por sí misma, termina aceptando su asistencia. Gabriel se muestra amable, caballeroso y dispuesto a complacerla, incluso cuando ella, con cierta desconfianza, empieza a interrogarlo.
Durante la conversación, María quiere saber cómo es posible que Gabriel haya aparecido de la nada. Él explica que nació en México y que su padre nunca se llevó bien con Damián, insinuando tensiones familiares pasadas. María se ríe con amargura al oír la frase “pasa hasta en las mejores familias” y afirma que esta familia no es precisamente de las mejores. A medida que se desarrolla la charla, Gabriel expresa curiosidad por lo que se oculta tras los muros de esa casa. María, sin entrar en demasiados detalles, le advierte de forma velada que quizás pronto se arrepienta de haber llegado allí.
Ella le dice con sarcasmo que maldice el día en que puso un pie en esa casa. Gabriel, algo inquieto, le pregunta qué le han hecho. María le muestra su estado actual y le dice que llegó con sueños e ilusiones y que ahora solo queda una sombra de lo que fue. Gabriel, con ternura, le dice que ve a una mujer preciosa y fuerte que ha pasado por mucho dolor. María lamenta no haberlo conocido antes y Gabriel le contesta que, aunque sea ahora, se alegra de conocerla. Cuando él le pregunta directamente por qué tiene esa aversión hacia la familia Reina, María responde que no quiere estropearle las sorpresas que le esperan, pero que pronto sabrá la verdad y que, con el tiempo, entenderá su advertencia.
Este primer encuentro entre María y Gabriel se convierte en el gran detonante emocional del capítulo. Mientras Raúl decide alejarse, Irene se distancia aún más de Pedro, y María comienza a abrirse con un extraño que, posiblemente, tendrá un papel determinante en su vida, la tensión en Sueños de libertad se multiplica. Los vínculos familiares se desmoronan, las traiciones salen a la luz y un nuevo jugador entra en escena con intenciones aún desconocidas.
¿Qué papel jugará Gabriel en el futuro de María? ¿Será su apoyo o caerá también víctima de las intrigas de la familia Reina? ¿Podrá Andrés mantener su promesa, o el peso de sus responsabilidades lo alejará inevitablemente de la mujer que jura proteger?
Todas estas incógnitas comenzarán a resolverse en el episodio 331 de Sueños de libertad, este lunes 16 de junio por Antena 3. Una entrega que no dejará indiferente a nadie y que marcará un antes y un después en la historia de María.