En el episodio 342 de Sueños de libertad, que se emite el martes 1 de julio por Antena 3, la tensión emocional, los secretos del pasado y las manipulaciones llegan a su punto más crítico. En el núcleo del episodio, Digna se encuentra sumida en un profundo sentimiento de culpa por todo lo que ha ocurrido con Jesús, mientras Don Pedro aprovecha la situación para consolidar su poder en la familia y ganarse la lealtad de Joaquín… a base de mentiras.
Todo comienza en la casa de los Carpena. Digna está sola en el comedor, bebiendo café, visiblemente afectada por lo ocurrido la noche anterior. Cuando Don Pedro entra, ella le pide disculpas por no haberle dejado dormir, a lo que él responde con ternura y comprensión, mostrándose como su protector. Digna, abrumada por la culpa, se lamenta por la situación con su hijo Joaquín, quien la ha juzgado duramente. Pedro la tranquiliza, asegurándole que ahora su hijo sabe la verdad y que no debe hundirse por haber defendido su vida ante Jesús. El diálogo revela que Digna ha confesado a Joaquín lo que realmente pasó la noche en que Jesús murió.
Irene entra en escena, interrumpiendo el tenso momento, y se interesa por la cena de la noche anterior. Don Pedro se muestra algo exasperado y le comenta que Joaquín continúa hurgando en la pista de Górriz, lo que ha generado un gran escándalo en la familia. Revela que Joaquín llegó a acusarlo públicamente de conspirar en su contra y de estar involucrado en la muerte de Jesús. La tensión en la mesa llegó al límite cuando Digna, desesperada, le propinó una bofetada a su hijo y luego se vio obligada a confesar toda la verdad.
Irene, sorprendida por la historia, muestra su apoyo a Digna y le pide a Pedro que la cuide. Poco después, Joaquín acude al despacho de Don Pedro para pedirle disculpas. Asegura que su madre le ha contado la verdad sobre lo que ocurrió con Jesús y se arrepiente de haber lanzado acusaciones sin pruebas. Don Pedro, con un discurso calculado, le reprocha que haya confiado en Damián y Andrés en lugar de en él. Después, lo envuelve en una nueva red de manipulaciones, culpando a Jesús y a Górriz de haber tramado un sabotaje a la fábrica.
Pedro confiesa a Joaquín que fue Jesús quien pagó a Górriz para desprestigiarlo y que Andrés tuvo un encuentro con Górriz para buscar respuestas. Añade que Górriz intentó chantajearlo con una verdad inquietante: haber visto a Digna con Jesús en su despacho la noche del crimen. Pedro afirma que le pagó a Górriz para que desapareciera y que espera que esa información nunca llegue a oídos de Digna. Joaquín, conmovido por el relato, promete guardar silencio. Don Pedro cierra el tema con una afirmación tajante: “Jesús se quitó la vida. Esa es la versión oficial, y así debe quedarse.”
En otro escenario del episodio, la tensión entre Marta y Pelayo alcanza un nuevo nivel. Pelayo entra al despacho de Marta con la intención de hablar sobre ampliar la familia, pero ella corta la conversación antes de que empiece, dejando claro que no quiere tener hijos. Su rechazo no es solo por razones prácticas, sino también por principios: no está dispuesta a abandonar su rol en la empresa para ser madre, ni mucho menos traer un hijo al mundo solo por una estrategia política.
Pelayo, herido pero decidido, le confiesa a Marta que la idea de formar una familia con ella le ilusiona, y que nunca antes había querido ser padre hasta que la conoció. Le explica que no lo hace por estatus, sino por un deseo sincero de compartir su vida con alguien a quien cuidar. Marta escucha, incrédula, y le recuerda que no piensa volver a pasar por una experiencia sexual para concebir, como ya lo hizo en su anterior matrimonio.
Aquí es cuando Pelayo, en un giro inesperado, le propone otra alternativa: la inseminación artificial. Le cuenta que ha investigado un método clínico, sin necesidad de contacto físico, en una clínica de Londres. Marta reacciona con sarcasmo, encontrando la propuesta aún menos atractiva que la tradicional. La conversación se vuelve cada vez más incómoda hasta que Marta decide ponerle fin, alegando que no tiene sentido seguir hablando del tema.
Pelayo, no obstante, hace un último intento por conectar con ella emocionalmente. Le explica que no está bien, que se siente presionado por su situación política y por el escrutinio público. Le pide, casi con súplica, que al menos considere la posibilidad. Marta no responde, pero su silencio deja la puerta entreabierta a una reflexión futura.
En este capítulo, los juegos de poder, la culpa y la manipulación moral están más presentes que nunca. Don Pedro sigue hilando con maestría su red de mentiras, logrando que todos a su alrededor duden de su propia verdad. Joaquín, pese a haber estado cerca de la verdad, cae finalmente en la trampa de su padrastro, creyendo en la versión oficial y aceptando guardar el secreto que Pedro necesita silenciar.
Marta, por su parte, demuestra una vez más que no está dispuesta a ceder su autonomía por las expectativas de los demás, ni siquiera por el hombre que la ama. Pelayo, aunque sincero en sus sentimientos, no logra romper las barreras que Marta ha construido para proteger su libertad y su independencia.
Con este episodio, Sueños de libertad continúa explorando con profundidad el conflicto entre el deber y el deseo, entre la verdad y la conveniencia, y entre el amor y la manipulación. El capítulo 342 marca un antes y un después para varios personajes, en especial para Joaquín, que cree estar más cerca de la verdad, sin saber que ha sido utilizado. Mientras tanto, las tensiones familiares, políticas y personales siguen creciendo… y nada parece detenerlas.