La semana en La Promesa ha sido una auténtica montaña rusa de emociones, marcada por reconciliaciones inesperadas, confesiones que muchos personajes habían evitado durante largo tiempo y el regreso de viejos fantasmas que amenazan con desestabilizarlo todo. A medida que avanza la historia, cada capítulo confirma por qué esta serie se ha convertido en una de las favoritas de la audiencia: intriga, sentimientos encontrados y giros que mantienen en vilo a los espectadores día tras día.

En los episodios más recientes, Manuel dio un paso valiente y necesario al acercarse a su padre, Alonso, para pedirle perdón. Este gesto, cargado de emoción y sinceridad, permitió un conmovedor acercamiento entre padre e hijo, un vínculo que parecía fracturado pero que ahora comienza a recomponerse con fuerza renovada. Este momento no solo fortaleció a Manuel en el terreno familiar, sino que también reafirmó la importancia de los lazos de sangre y el poder del perdón.

Paralelamente, Manuel consolidó su amistad con Toño, demostrando que en La Promesa los lazos de lealtad no siempre nacen de la familia, sino también de la confianza y la complicidad que se construyen poco a poco. Catalina, por su parte, logró recomponer su relación con Martina tras una etapa difícil. Las dos jóvenes, que habían atravesado desencuentros y distancias, vuelven a compartir un vínculo sincero, lo que supone un respiro en medio de tantas tensiones dentro del palacio.

No todas las relaciones, sin embargo, atraviesan un momento de calma. Vera, resignada en un principio a cortar definitivamente el contacto con su hermano, recibió la inesperada visita de Federico. Este reencuentro, tan sorpresivo como emocionante, dio un vuelco total a sus emociones, reavivando recuerdos y sentimientos contradictorios. Lo que parecía un adiós definitivo se transformó en una nueva oportunidad, aunque no exenta de viejas heridas que aún supuran.

En el terreno sentimental, Leocadia y Cristóbal se convirtieron en protagonistas de encuentros cada vez más intensos. Sus escenas dejaron entrever que lo suyo no era un afecto reciente, sino una pasión que viene de lejos y que ahora se hace imposible de ocultar. Sin embargo, la relación enfrenta obstáculos: Leocadia, temerosa de que sus sentimientos queden expuestos, pidió a Cristóbal que destruyera las cartas de amor que le había escrito. Pero el mayordomo, firme en su decisión, se negó, generando el primer gran desencuentro entre ambos y sembrando la duda en la mujer.

Mientras tanto, Pía y Ricardo se enfrentaron a las duras consecuencias de su relación clandestina. Su historia, que había sido un refugio en medio del caos, se convirtió en un motivo de amenaza para su estabilidad laboral. Cristóbal, inflexible, lanzó un ultimátum que podría costarle a uno de ellos su lugar en palacio. La tensión es palpable, no solo entre los implicados, sino también entre el resto de los sirvientes, que observan con preocupación el trato injusto hacia dos de sus compañeros.

Enora, siempre decidida y sin miedo a actuar, descubrió la verdadera relación que une a Toño con Simona. Lejos de quedarse de brazos cruzados, se empeñó en forzar una reconciliación entre madre e hijo. Su insistencia llevó a confrontar tanto al joven como a la mujer, convencida de que solo la verdad y el perdón podían cerrar esa herida que llevaba demasiado tiempo abierta.

Pero el gran terremoto de la semana llegó con el regreso de Lorenzo. Su vuelta sacudió de arriba abajo los cimientos de La Promesa. Curro y Ángela, que hasta ese momento soñaban con un futuro juntos en Zúrich, vieron cómo su plan se tambaleaba ante la inesperada amenaza que representa el capitán. El miedo se apoderó de ambos al ser conscientes de que Lorenzo ha regresado con sed de venganza. Nadie entiende aún cómo logró salir de prisión, pero su presencia vuelve a despertar heridas profundas y a generar un clima de tensión insoportable.

Avance del capítulo 664 (viernes 29 de agosto)

El próximo episodio se presenta cargado de giros determinantes. El barón de Valladares regresa con exigencias que ponen en jaque todo el esfuerzo de Catalina y Martina. Las jóvenes, a pesar de la presión, logran convencerlo para que permanezca en La Promesa, abriendo una mínima puerta a la negociación. Sin embargo, Adriano no tarda en sospechar que el varón lo está utilizando como simple pieza dentro de un juego mucho mayor, lo que le genera una mezcla de indignación y desconfianza.

Lorenzo, mientras tanto, intensifica su acoso psicológico hacia Curro. Su estrategia no es otra que manipularlo, provocarlo y hundirlo emocionalmente hasta hacerle perder el control. Ante esta situación, Curro y Ángela se ven obligados a tomar una decisión drástica: huir de La Promesa rumbo a Suiza. Los preparativos de esta fuga secreta comienzan a ponerse en marcha, aunque cualquier mínimo error podría arruinarlo todo. Ángela, consciente del peligro, le suplica a Curro que reprima su odio hacia el capitán, pues una reacción impulsiva pondría en riesgo sus vidas.

En paralelo, Pía y Ricardo hacen un último intento por salvar sus puestos de trabajo. Prometen a Cristóbal que pondrán fin a su relación, pero él no les cree y mantiene firme el ultimátum: uno de los dos debe marcharse del palacio. Este dilema coloca a la pareja en una encrucijada insoportable, en la que el amor se enfrenta al deber y al miedo de quedarse sin sustento.

Por otra parte, Leocadia vuelve a demostrar sus inseguridades al insistir en que Cristóbal destruya las cartas de amor, petición que él sigue rechazando. La negativa del mayordomo no solo genera tensión entre ambos, sino que también despierta la sospecha de Leocadia, que comienza a dudar de las verdaderas intenciones de Pía y del trasfondo que pueda esconder el conflicto entre los criados.

El reencuentro con Federico le brinda a Vera un respiro emocional, aunque no tarda en convertirse en motivo de nuevos roces. Las viejas diferencias entre hermanos resurgen con fuerza, dejando claro que su relación aún está marcada por secretos y heridas del pasado. Enora, decidida a no rendirse, organiza un encuentro secreto entre Toño y Simona, convencida de que la reconciliación entre madre e hijo es posible y necesaria. Para lograrlo, cuenta con la ayuda de Candela, que además anima a su amiga Simona a contarle toda la verdad a su hijo, aunque ello implique remover dolores antiguos.

Con todos estos hilos entrelazados, el capítulo 664 promete ser un antes y un después en La Promesa. Los espectadores serán testigos de decisiones extremas, verdades incómodas y un clima de tensión que no deja respiro. Nada volverá a ser igual tras este viernes en el palacio.