La incertidumbre por el paradero de Ángela sigue marcando el pulso narrativo de La Promesa, la exitosa ficción de época que cada tarde mantiene en vilo a la audiencia de La 1 de Televisión Española. El misterio que rodea su desaparición ha desatado un torbellino de emociones, sospechas y enfrentamientos entre los personajes, hasta el punto de convertir su búsqueda en el eje central de las tramas actuales.

En el capítulo programado para este miércoles 3 de septiembre, a las 18:25 horas, finalmente llegará un punto de inflexión decisivo: Curro tomará las riendas de la búsqueda de Ángela, relegando a un segundo plano al mayordomo Cristóbal. Esta situación no solo generará tensiones adicionales dentro del palacio, sino que pondrá de relieve los conflictos internos de un personaje como Cristóbal, cuya mente estará cada vez más distraída por un asunto personal que amenaza con desestabilizarle por completo.

La confesión de Lorenzo y la presión sobre Leocadia

En el episodio anterior, la confesión de Lorenzo cambió las reglas del juego. El capitán, con su habitual firmeza, lanzó un ultimátum a Leocadia, dejándola entre la espada y la pared. La mujer, que siempre se ha caracterizado por su habilidad para manipular situaciones y salir airosa, ahora se encuentra atrapada en un dilema del que parece difícil escapar. El precio que Lorenzo impone para devolverle a su hija resulta impensable para ella, y su reacción deja claro que ni siquiera el dinero que le ofrece servirá para resolver el conflicto.

La tensión entre ambos personajes añade una nueva capa de dramatismo a la historia. Lorenzo no busca un beneficio económico; lo que pretende es forzar un desenlace que perjudique a Leocadia y, de paso, arrastre a Ángela a una situación imposible. El rechazo del capitán al dinero demuestra que su interés va mucho más allá de lo material.

Un Alonso agotado frente al barón de Valladares

Mientras tanto, Alonso continúa con su particular calvario en su intento de convencer al barón de Valladares. Su desesperación lo lleva una vez más a acudir al palacio del noble, con la esperanza de alcanzar un acuerdo que ponga fin a tanta discordia. Sin embargo, las posibilidades de éxito parecen mínimas.

El barón, en lugar de mostrar apertura, exhibe un desprecio cada vez mayor hacia Catalina, hija de Alonso. Martina y Jacobo, conscientes de la delicadeza de la situación, se presentan en su lugar para intentar interceder, convencidos de que sin Catalina presente el barón podría escucharles. Pero el resultado es nefasto: sus esfuerzos son en vano y, además, los insultos que Valladares profiere contra Catalina acaban llegando a oídos de la propia joven, hiriéndola profundamente.

Este nuevo rechazo no solo afecta a Catalina, sino también a Alonso, que ve cómo su estrategia se desploma una vez más, sumiéndolo en un estado de frustración que comienza a resultar insoportable.

Toño y Enora: un paso hacia la reconciliación

En paralelo, la relación entre Toño y Enora atraviesa momentos turbulentos. Aunque ambos han intentado acercar posturas, las tensiones persisten. A Enora no le ha sentado nada bien que Toño buscara la reconciliación con su madre solo por ella, sin mostrar una convicción real. La frialdad de esta actitud deja entrever que todavía queda un largo camino por recorrer entre ambos.

Aun así, alentado por Manuel y la propia Enora, Toño decide dar un paso más firme hacia la reconciliación con Simona. Esta vez, sus intenciones parecen auténticas, y aunque el camino no será sencillo, al menos abre la puerta a un entendimiento más profundo y sincero.

La inquietud de Vera y la duda de Lope

Otro de los frentes abiertos lo protagoniza Vera, quien vive bajo la sombra constante de las represalias de su padre. Su temor se intensifica ante la posibilidad de que Federico la traicione. Sin embargo, el joven decide visitarla, demostrando que sus sentimientos por ella siguen intactos. Lope, siempre vigilante, duda de si permitir o no este acercamiento, consciente de los peligros que conlleva. Este triángulo de lealtades y sospechas añade más tensión al relato, que no deja de multiplicar sus ramificaciones dramáticas.

El protagonismo de Curro y el desplazamiento de Cristóbal

En el corazón de la trama sigue estando Ángela. Su ausencia continúa pesando como una losa sobre todos los personajes. Curro, desesperado por encontrarla, había tratado de convencer a Cristóbal de que le dejara organizar la búsqueda. El joven confiaba en que su energía y determinación lo harían más eficaz. Sin embargo, el mayordomo se mostró inflexible, negándole la posibilidad de actuar.

A pesar de la negativa, Curro no se rindió. Con el apoyo de María Fernández, que conoce de primera mano lo que significa estar desaparecida, se abre una nueva línea de acción: buscar a Ángela en la cueva donde ella misma estuvo secuestrada. Esta iniciativa marcará un antes y un después.

Finalmente, gracias a la intervención de Petra y Pía, Curro logra asumir el mando de la búsqueda, desplazando a Cristóbal de su papel central. Esta decisión lo llena de esperanza, aunque también despierta recelos. Cristóbal, herido en su orgullo y desplazado de una misión que considera propia, comienza a sospechar de algo mucho más profundo: la posibilidad de ser el verdadero padre de Ángela. Una idea que, de confirmarse, cambiaría radicalmente el destino de todos.

El mayordomo y sus demonios internos

El capítulo no se limita a mostrar el desplazamiento de Cristóbal en el ámbito de la búsqueda, sino que también profundiza en su tormento interior. Sentirse relegado no es lo único que lo desestabiliza; la sospecha de una paternidad oculta lo atormenta cada vez con más fuerza. ¿Podría ser él el padre de Ángela? ¿Qué consecuencias tendría esta revelación para su futuro y para el equilibrio dentro del palacio?

Cristóbal, atrapado entre la lealtad a sus funciones, el peso del pasado y la incertidumbre del presente, empieza a mostrar grietas que podrían explotar en cualquier momento. Su figura, hasta ahora caracterizada por la rectitud y el control, se ve envuelta en una espiral de dudas que amenaza con derrumbar todo lo que había construido.

Conclusión: un capítulo cargado de tensión y revelaciones

El capítulo 668 de La Promesa se perfila como uno de los más intensos de la temporada. La desaparición de Ángela sigue siendo el gran misterio que sostiene la trama, pero alrededor de él orbitan múltiples conflictos: la manipulación de Leocadia frente a la férrea voluntad de Lorenzo; el desgaste de Alonso en sus infructuosos intentos con el barón de Valladares; la compleja relación entre Toño, Enora y Simona; los miedos de Vera frente a la fidelidad de Federico; y, sobre todo, el protagonismo creciente de Curro frente al desplazamiento de un Cristóbal cada vez más acorralado por sus propios secretos.

La combinación de intrigas familiares, tensiones sociales y dilemas personales convierte este episodio en un auténtico torbellino emocional. La Promesa demuestra, una vez más, su capacidad para mantener en vilo al espectador, entrelazando el drama íntimo de sus personajes con las grandes pasiones de época que definen la serie.