En el capítulo 38 de Una nueva vida, la exitosa serie turca de Antena 3 que ha conquistado audiencias en más de 120 países, se desata el caos definitivo en el corazón de la familia Korhan. La llegada inesperada de Nükhet y su hijo Kaya no solo remueve antiguas heridas familiares, sino que marca un antes y un después con un acto que lo cambia todo: una bofetada devastadora que parte la familia por la mitad.
Todo comienza con un movimiento estratégico y emocional por parte de Halis, patriarca del clan Korhan. A pesar de llevar años sin contacto con su hija Nükhet, quien ha residido en Londres alejada de la familia, Halis decide recibirla con los brazos abiertos. Pero no solo a ella, también a su hijo Kaya, a quien hasta ahora nadie conocía dentro del entorno familiar. Con esta decisión, el anciano pretende dar una lección a los demás miembros del clan, a quienes considera responsables de constantes traiciones y disputas internas.
Durante la primera cena en la mansión Korhan tras la llegada de los nuevos invitados, Halis hace una jugada contundente: sienta a Nükhet a su lado, desplazando a Ifakat, y ordena que Kaya se siente en el puesto que antes ocupaba Fuat, el hermano fallecido de Ferit. Este gesto no pasa desapercibido. Ferit, dolido y enfurecido, lo percibe como una grave falta de respeto hacia la memoria de su hermano, y empieza a acumular una rabia silenciosa que pronto estallará.
La situación se complica aún más cuando Nükhet revela a su padre que padece una grave enfermedad y que su tiempo es limitado. Esta revelación cambia por completo la perspectiva de Halis, quien se compromete a cuidar de Kaya como si fuera uno más de sus nietos. Conmovida por el gesto, Nükhet le promete a su padre ser su mayor aliada, y asume el rol de nueva señora de la casa con autoridad firme y decisiones implacables.
En paralelo, Ferit se ve completamente sobrepasado por los cambios. La tensión emocional lo consume y ni siquiera Seyran logra calmar su furia. Aprovechando una visita tradicional a la casa de los Sanli —como manda la costumbre tras el matrimonio—, Ferit se desahoga con Kazim, su suegro, quien no duda en ponerse de su lado. Kazim, defensor acérrimo de la autoridad masculina y del respeto familiar, decide tomar cartas en el asunto y anuncia que visitará personalmente la mansión Korhan para “restablecer el orden” y frenar lo que considera una amenaza directa a la jerarquía familiar.
Mientras tanto, se introduce un nuevo personaje en la historia: Talih, una fisioterapeuta experta que podría ser la única esperanza para que Ferit recupere la movilidad en su brazo. Aunque su llegada debería ser motivo de esperanza, genera nuevas tensiones: Seyran se muestra celosa desde el primer momento, especialmente después de un encontronazo incómodo con ella.
Pero Seyran también toma sus propias decisiones. Sabe que la situación se está saliendo de control y decide actuar por su cuenta. Aunque Ferit le ha prohibido tajantemente hablar con Kaya, Seyran rompe esa promesa y se acerca a él en un intento desesperado de frenar lo que se avecina: una explosión familiar de consecuencias irreversibles.
Por otro lado, Ifakat, desplazada por Nükhet en la jerarquía del hogar, organiza una reunión con los suyos. Juntos acuerdan que deben detener a la recién llegada y a su hijo cuanto antes. La batalla por el control del clan Korhan se intensifica, dividiendo a la familia en dos bandos claramente enfrentados.
Y así llegamos al momento decisivo: la cena que lo rompe todo. Con todos los miembros reunidos y las tensiones al límite, la noche comienza con miradas hostiles, comentarios punzantes y silencios incómodos. Ferit, acompañado por Kazim, no oculta su desprecio hacia Nükhet y Kaya. La atmósfera se enrarece hasta que finalmente estalla la bomba: Ferit, fuera de sí, agrede físicamente a su primo Kaya delante de todos.
La reacción de Halis es fulminante. Sin mediar palabra, se levanta y abofetea a Ferit con dureza frente a toda la familia. El golpe no es solo físico, es simbólico. Representa la ruptura definitiva del vínculo entre abuelo y nieto, el colapso de la unidad familiar, el punto de no retorno. Ferit, humillado y herido en lo más profundo de su ser, no puede contener las lágrimas ni su indignación. Se despide con palabras demoledoras, acusando a su abuelo de haber destruido todo lo que alguna vez representó su hogar.
“Jamás volveré a sentarme a esta mesa. No volveré a dormir bajo este techo”, dice antes de marcharse con paso firme, dejando tras de sí una familia rota y sumida en el desconcierto.
Este capítulo marca un quiebre crucial en la trama de Una nueva vida, intensificando los conflictos emocionales, los secretos familiares y las traiciones. La entrada de Nükhet y Kaya ha sido el detonante de un terremoto que deja a la familia Korhan dividida y con heridas que no parecen fáciles de sanar. La audiencia, que ha seguido la serie con fervor desde sus inicios, se encuentra ahora con uno de los episodios más impactantes y emocionales hasta la fecha, donde una bofetada se convierte en el símbolo de la desintegración de todo un imperio familiar.
El próximo episodio promete emociones aún más intensas. ¿Se arrepentirá Halis de su decisión? ¿Logrará Ferit encontrar su camino fuera del dominio familiar? ¿Hasta dónde llegará la ambición de Nükhet y Kaya? Una nueva vida ha demostrado que las apariencias engañan y que, tras las puertas de una mansión lujosa, pueden esconderse los conflictos más oscuros.