En este capítulo, Ferit llega a la universidad con la intención de sorprender a Seyran, a quien había inscrito para estudiar arte, su gran pasión. Sin embargo, al llegar se paraliza al ver a Seyran junto a Kaya, sonriendo levemente. Esa imagen despierta en Ferit una mezcla de celos, decepción y enojo, pues siente que Seyran lo ha traicionado al no compartirle sus planes y al decidir dar este paso con Kaya.

Ferit no puede ocultar sus sentimientos y confronta a Seyran, reprochándole haber ido por su cuenta y sin confiar en él. La tensión aumenta cuando él ignora a Kaya y se aleja confundido y dolido. De regreso en la mansión, la tristeza y el enfado lo consumen, mientras Seyran también se siente arrepentida por sus decisiones, conscientes del daño que han causado.

Paralelamente, Orhan intenta acercarse a Dicle, preocupado por su aislamiento, pero se encuentra con Nükhet, quien desaprueba cualquier cercanía que pueda generar rumores en la mansión. Esta confrontación muestra el ambiente tenso que reina en el lugar.

Ferit, todavía furioso, busca a su abuelo Halis Korhan para expresar su frustración por la intromisión de Kaya en la vida de Seyran. La llegada de Nükhet, defensora de Kaya, solo aumenta la disputa, mostrando una lucha de poder que sacude la familia.

Además, la inesperada llegada de Pelin embarazada junto a su madre Zerrin a la mansión provoca conmoción, mientras Kazım sigue imponiendo su autoridad de forma opresiva. La situación de Suna, víctima de humillaciones, se complica cuando İfakat le sugiere casarse con Kaya para ganar poder y estatus, sembrando dudas en su mente.

Finalmente, Ferit defiende públicamente a Seyran ante Kazım, reafirmando su apoyo y enfrentando la autoridad de Kazım, lo que fortalece el vínculo entre él y Seyran, quienes empiezan a mostrar una confianza y cercanía renovadas a pesar de las tensiones.

En el capítulo 42 de Una Nueva Vida, las tensiones en la mansión Korhan se disparan cuando Kazım traza un nuevo plan: asegurar su permanencia definitiva mediante un heredero. Su objetivo inmediato es que Seyran deje la universidad y se convierta en madre cuanto antes, algo que considera incompatible con la educación. Para ello, presiona no solo a su hija, sino también a Esme y Hattuç, instándolas a influir en Seyran. Sin embargo, Seyran, por primera vez, se planta firme: defiende su derecho a estudiar y rechaza abiertamente los mandatos de su padre. La discusión es tan intensa que Nükhet, testigo del enfrentamiento, interviene, solo para ser humillada brutalmente por Kazım, que le niega cualquier derecho de opinión en la familia. Aunque dolida, Nükhet se retira con dignidad, jurando apoyar a Seyran desde ese instante.

Mientras tanto, Sultan vuelve a provocar tensiones al entrar al cuarto de Ferit justo cuando él está en el baño. Una escena incómoda se desarrolla cuando Seyran la descubre allí, generando celos y desconfianza. Aunque Ferit intenta calmarla, Seyran decide hablar con Suna, quien también considera inapropiada la actitud de Sultan. Ferit confronta a Sultan con seriedad, dejando claro que no tolerará más invasiones de su intimidad.

Suna, por su parte, vive una revolución interna. Ver a su hermana avanzar y liberarse del control de Kazım despierta en ella tanto admiración como celos. Buscando consuelo, se encuentra con Kaya en el jardín. La conversación entre ambos es sincera y natural, despertando en Suna sentimientos de paz y esperanza. Por primera vez, la idea del matrimonio con Kaya, antes solo un plan estratégico, cobra sentido emocional. Lo invita a una cena en honor a Seyran, viéndola como el comienzo de una nueva etapa.

Lejos de allí, Nükhet viaja secretamente para reunirse con Zerrin y Pelin. Frente a su amiga, baja la guardia y muestra su lado más humano. Zerrin confiesa los sufrimientos de Pelin y expresa su deseo de ver a Seyran fuera de la mansión. Nükhet no se esconde: admite haber comenzado un juego estratégico para aislar a Seyran y debilitar su vínculo con Ferit. Zerrin queda impresionada con su astucia, mientras Pelin, atrapada entre ilusiones y realidades, ve una tenue luz en medio del conflicto. El tablero de poder en la mansión está en plena transformación, y cada movimiento puede cambiarlo todo.

En este explosivo episodio, Pelin se deja llevar por los planes de Nükhet, quien insiste en que la guerra contra Seyran solo puede ganarse con la estrategia adecuada. Pelin, entre la confusión y la esperanza, se permite soñar con una vida al lado de Ferit, aunque duda si es una ilusión o una posibilidad real. Mientras tanto, Seyran, feliz tras formalizar su inscripción universitaria, organiza una cena de celebración e incluye a Suna y Kaya en la invitación. Ferit, aunque incómodo con la presencia de Kaya, decide no arruinar el momento y promete apoyar a Seyran.

Pero en la mansión, Esme inicia una transformación radical: se despoja de su papel pasivo, adopta una nueva imagen y comienza a involucrarse en el manejo del hogar, generando tensiones con Sultan, quien se siente amenazada. Sultan responde con celos, pero Şefika observa con cautela, intentando entender si Esme busca su lugar o desata una nueva batalla de poder.

En un intento por apaciguar los ánimos, Nükhet le advierte a Sultan sobre la cercanía entre Orhan y Dicle. Sultan, furiosa, enfrenta a su hija y la obliga a marcharse, provocando un mensaje desesperado a Orhan.

La cena de celebración no escapa al drama: Kazım irrumpe en la habitación de Suna y la agrede, exigiendo que convenza a Seyran de abandonar la universidad. Suna queda devastada. Al mismo tiempo, Sultan intenta ponerle anticonceptivos a Seyran en el café, pero es descubierta. La pelea estalla y culmina en gritos y platos rotos.

İfakat decide silenciar a Sultan y planea su expulsión, pero Ferit la confronta y ella confiesa haber manipulado su vida íntima. Por si fuera poco, Pelin reaparece embarazada, afirmando que el hijo es de Ferit, poniendo su mundo —y el de Seyran— patas arriba.