En el esperado episodio del viernes de Sueños de libertad, los acontecimientos toman un giro decisivo, con María consolidando su papel de víctima ante los ojos de Andrés, mientras otros personajes enfrentan traiciones, revelaciones incómodas y decisiones cruciales.
Uno de los ejes centrales de la historia esta semana es el conflicto familiar entre Tasio y Damián. Gabriel, que poco a poco se ha ido ganando un lugar entre los De la Reina, es plenamente consciente de la ruptura entre su tío y su primo. Lejos de mantenerse al margen, decide intervenir. Su objetivo parece ser la reconciliación entre ambos… aunque algunos sospechan que su verdadera intención es ganarse la confianza de Tasio y, con ello, asegurarse un sitio más sólido dentro del clan familiar.
Este intento de mediación, sin embargo, no tarda en provocar tensiones. Damián se entera del acercamiento y no lo toma bien. Molesto y desconfiado, exige explicaciones a Tasio, esperando quizás una respuesta dócil. Pero lo que recibe es un reproche frontal: Tasio le echa en cara que su actitud con Gabriel refleja vergüenza, que lo desprecia por su origen y que no ha sido capaz de aceptarlo como parte de la familia. Las palabras de Tasio son duras, pero también necesarias. Por primera vez en mucho tiempo, el joven planta cara al patriarca y le exige respeto para él y para su primo.
Mientras tanto, Andrés descubre con horror el nuevo plan de su padre: Damián quiere ingresar a María en un sanatorio por un tiempo. La noticia lo deja profundamente indignado. No tarda en buscar consuelo en Begoña, convencido de que ella lo apoyará y comprenderá el agravio que supone ese plan. Sin embargo, la reacción de Begoña lo deja sin palabras.
Begoña, con su habitual franqueza, le dice que no ve mal la decisión de Damián. Al contrario, opina que María necesita atención médica especializada, tanto a nivel físico como psicológico. Cree que estar en un entorno controlado, donde pueda recibir ayuda, es lo mejor para ella. Andrés, dolido y frustrado, interpreta estas palabras como una muestra más del rechazo que Begoña siempre ha sentido hacia María. Esta diferencia de opinión abre una nueva brecha entre ellos, justo cuando parecía que estaban más cerca de reencontrarse.
Desde la distancia, María observa todo con frialdad calculadora. Cada paso que da parece estar perfectamente planificado, y esta nueva tensión entre Andrés y Begoña solo refuerza su posición. Su plan de aislar a Andrés y quedarse con su atención exclusiva está funcionando. Se muestra más fuerte que nunca en su rol de víctima, manipulando con astucia cada situación para aparecer como la incomprendida, la débil, la necesitada.
En otro frente, Chema irrumpe con noticias preocupantes: lo han despedido de su trabajo. La noticia sacude a su hermana Carmen, que no se queda de brazos cruzados. Lejos de reprocharle nada, se indigna por lo ocurrido y le promete que hará todo lo posible para ayudarlo a recuperar su empleo. Carmen, decidida y tenaz, está dispuesta a enfrentarse a quien haga falta por su hermano.
Paralelamente, Gema continúa su investigación sobre la noche en que Joaquín perdió el control. Las circunstancias de aquel episodio siguen sin esclarecerse del todo, y Gema está decidida a llegar al fondo del asunto. En su intento por obtener respuestas, acude a Irene, pero se topa con evasivas. Irene, incómoda, responde con una actitud defensiva que no hace más que reforzar las sospechas de Gema. Algo oscuro se esconde en esa historia, y ella no va a parar hasta descubrirlo.
María, en su cruzada personal, no desaprovecha ninguna oportunidad para confrontar a Begoña. Consciente de que Andrés está de su lado, se siente invencible. Cada vez que cruza palabras con Begoña, lo hace con una mezcla de sarcasmo y victimismo que deja a su rival sin margen de respuesta. Sabe perfectamente dónde golpear, y no duda en hacerlo para afianzar su posición.
Mientras tanto, Irene va estrechando lazos con Cristina. La relación entre ambas crece sin que ninguna de las dos sospeche la verdad que las une. Irene le asegura a Cristina que su perfume es una verdadera joya, y el elogio parece abrir una puerta a una amistad naciente. Esta conexión, por ahora inocente, promete convertirse en un punto clave en futuras revelaciones.
Por otro lado, Pelayo, ambicioso como siempre, ve una nueva oportunidad para escalar en el mundo de la política. Consigue un contacto con personas influyentes y traza un plan para acercarse a ellas. Para ello, necesita que Marta lo acompañe a una cacería, una excusa perfecta para crear vínculos. Marta duda, pero Pelayo insiste: es una ocasión que no pueden desaprovechar.
Esa misma noche, una fuerte tormenta provoca un apagón en la casa de los De la Reina. En medio de la oscuridad, Gabriel aprovecha la confusión para explorar. Durante su búsqueda, encuentra unos documentos que podrían ser muy valiosos. Aunque aún no se revela qué contienen, es evidente que podrían ser claves en los planes ocultos que Gabriel tiene en mente.
En ese contexto, Gabriel también tiene la ocasión de conocer a Irene. La conversación entre ambos no es superficial. Gabriel extrae información que podría usar en el futuro a su favor. Se muestra atento, cordial… pero calculador. Sabe escuchar y aprovechar cualquier dato útil para sus propósitos.
Digna, preocupada por la relación entre Irene y Pedro, trata de justificar las acciones del empresario. Le dice a Irene que Pedro no le contó el paradero de Cristina por protegerla, por evitarle sufrimientos innecesarios. Pero Irene, ya cansada de las mentiras, no acepta más excusas. Su paciencia se ha agotado y su mirada deja claro que no está dispuesta a tolerar más manipulaciones.
En otro rincón del pueblo, la amistad entre Gema y Luz atraviesa su momento más crítico. Luz no acudió a la cita médica que Gema había preparado con tanto empeño, y la decepción de esta última es enorme. Gema no tarda en recriminarle su ausencia, y la tensión entre ambas se dispara. La discusión sube de tono y deja heridas difíciles de sanar. La relación, que parecía sólida, empieza a resquebrajarse.
Con todo esto, el viernes marca un punto de inflexión en Sueños de libertad. María parece salir victoriosa en su estrategia, mientras Gabriel, cada vez más presente, mueve sus piezas en silencio. En medio de traiciones, secretos y conflictos no resueltos, la historia avanza hacia un terreno cada vez más oscuro y emocionalmente cargado. Nadie está a salvo, y cada decisión tiene consecuencias.