En este momento crucial de Sueños de Libertad, Don Pedro empieza a dudar de Ángel Ruiz, lo que pone en peligro la estrategia de Damián. La conversación comienza con Don Pedro interrogando a Ángel sobre su relación con Claudia y su interés en su hijo. Aunque Ángel lo niega rotundamente y asegura que si hace bien su trabajo, no habrá más accidentes, Don Pedro no parece estar completamente convencido. Le advierte que si actúa con lealtad, será generoso, pero si lo engaña, podría cerrar todas las puertas para él.
Ángel, tranquilo y confiado, asegura que sus informes siempre son claros y no tendrá quejas de él. Sin embargo, a pesar de sus respuestas seguras, Don Pedro no logra deshacerse de la sensación de que algo no está bien. Tras la conversación, se encuentra solo, sumido en sus pensamientos, preocupado por las rápidas respuestas de Ángel y la falta de duda en su comportamiento. Don Pedro empieza a preguntarse si realmente Ángel está siendo sincero o si está jugando a un juego mucho más peligroso.
El desasosiego de Don Pedro crece cuando se da cuenta de que ha cometido un error al no investigar más a fondo a Ángel. Después de llamar a las empresas que figuran en su currículum, todas confirman que Ángel ha trabajado como asesor de riesgos laborales y que ha sido altamente profesional. Sin embargo, la sensación de que Ángel podría estar ocultando algo lo atormenta, ya que no puede identificar quién está espiando sus movimientos. Don Pedro se pregunta si realmente es Ángel quien está detrás de la desconfianza que siente o si existe otro enemigo más cercano.
En medio de su creciente paranoia, Don Pedro se enfoca en cómo proteger su futuro. Sabe que la Reina y su familia son una amenaza constante que podría arruinar sus planes. No solo está preocupado por los movimientos dentro de la empresa, sino también por el riesgo que corre su boda con Claudia. La presión aumenta y las estrategias de Damián parecen estar en riesgo si no logra controlar a todos los involucrados. Para eso, decide extremar las precauciones y asegurar que sus enemigos no puedan perjudicarlo, especialmente en los aspectos más vulnerables de su vida.
En busca de apoyo, Don Pedro se dirige a su hermana, quien ahora es su única aliada confiable. Le revela sus preocupaciones y le pide ayuda, haciendo hincapié en que solo puede confiar en ella en este momento tan crucial. La estrategia de Damián, que antes parecía imbatible, ahora enfrenta nuevos obstáculos, y Don Pedro siente que cada decisión que tome podría alterar el rumbo de todo. La intriga y la tensión crecen mientras Don Pedro intenta encontrar una forma de salvar su futuro, tanto en lo personal como en lo profesional, mientras se enfrenta a las amenazas que se ciernen sobre él.