En el próximo capítulo de Sueños de libertad, la tensión entre Pelayo y Marta llega a un punto crítico que promete desencadenar conflictos familiares y emocionales profundos. Todo comienza cuando Pelayo descubre que Marta ha hecho movimientos bancarios significativos sin consultarle, y esto lo llena de enojo y preocupación. La situación no es solo una cuestión de dinero, sino que desvela heridas no resueltas, dudas sobre la confianza y enfrentamientos sobre el rumbo que están tomando sus vidas.

Pelayo le reprocha a Marta que haya sacado una gran suma de dinero del banco sin informarle, algo que para él es alarmante y pone en riesgo la estabilidad financiera familiar. Aunque Marta defiende que ese dinero es suyo y que no tiene por qué rendir cuentas a nadie, ni siquiera a su esposo, Pelayo no logra calmarse. El problema no es solo la cantidad retirada, sino el significado que este acto tiene: para Pelayo es una señal de que Marta está tomando decisiones de forma unilateral, sin pensar en las consecuencias para el resto.

En medio de la discusión, Pelayo recuerda una situación aún más delicada: la existencia de un detective privado en la colonia que vigilaba a la familia. Él insiste en que ya destruyó las fotografías comprometedoras que podrían afectarles, pero Marta duda, señalando que nunca se puede estar completamente seguro de que esas pruebas hayan desaparecido para siempre. Este tema revive una desconfianza latente y el miedo a que asuntos del pasado puedan salir a la luz y perjudicar a personas queridas.

Además, Pelayo está decidido a proteger a Fina, alguien muy importante para él, y no acepta que Marta no apoye esa causa. Él confiesa que ha encontrado una forma para salvaguardar el bienestar de Fina, pero teme que los movimientos de dinero de Marta puedan perjudicar ese plan. Pelayo expresa su esperanza de que Marta no esté gastando la herencia destinada a Fina y le advierte, en un tono cargado de preocupación, que no vuelva a hacer retiros bancarios sin avisarle, pues eso podría complicar la situación.

Marta se defiende diciendo que Fina no es una persona interesada en el dinero ni en lujos, que su relación con Pelayo está basada en el amor sincero y no en ambiciones materiales. Ella trata de convencer a Pelayo de que confíe en las decisiones de Fina y de que su dedicación es genuina. En este punto, el capítulo ahonda en las diferencias de perspectiva entre ambos, mostrando que aunque ambos quieren proteger a su familia, sus métodos y prioridades son muy distintos.

Pelayo también le reprocha a Marta que no ha sido coherente con lo que ambos habían decidido anteriormente. Le recuerda que él la apoyó para que luchara por lo que realmente la hace feliz, y que ahora, al ver que ella toma decisiones contrarias a su consejo, se siente traicionado y confundido. Marta, por su parte, sostiene que sus decisiones responden a sus propias convicciones y que no puede ser culpada por seguir su camino, aunque eso implique enfrentarse a Pelayo.

El capítulo refleja así una fractura en la pareja que no solo afecta a su relación sino que pone en juego el equilibrio de toda la familia. La discusión, aunque centrada en los movimientos de dinero, es en realidad un símbolo de problemas más profundos: falta de comunicación, desconfianza, diferencias en valores y prioridades, y el peso del pasado que aún condiciona su presente.

En paralelo, esta tensión económica también se conecta con otros conflictos familiares y empresariales que están en marcha. La seguridad financiera, la protección del legado familiar y el futuro de las personas que ellos aman se entrelazan en una trama que mezcla sentimientos, intereses y decisiones difíciles. Todo indica que lo que está en juego no es solo el dinero, sino la definición misma de la lealtad, el amor y la responsabilidad.

Este episodio promete ser uno de los más intensos de la temporada, mostrando no solo la complejidad de los personajes, sino también la fuerza de las emociones cuando se ven enfrentadas a decisiones que pueden cambiar para siempre el rumbo de sus vidas. Pelayo y Marta están ante un punto de inflexión, y la pregunta que queda en el aire es si podrán encontrar un camino que los una o si sus diferencias serán demasiado grandes para superarlas.