En el capítulo 312 de Sueños de Libertad, titulado “Entonces… ¿vamos a esperar a que los ladrones la devuelvan?”, la tensión estalla entre Marta y Tasio por un incidente empresarial que podría tener consecuencias catastróficas. El robo de una furgoneta con mercancía delicada pone en riesgo no solo la reputación de la empresa, sino también una relación clave con un cliente crucial: Galerías Miranda.
La escena inicia con una Marta claramente indignada y perpleja. Siente que Tasio no está tomando en serio la gravedad del asunto, y se lo recrimina directamente, comenzando con una frase cargada de incredulidad: “¿Tú me estás tomando el pelo?”. Marta está enojada y no entiende cómo Tasio ha podido manejar tan mal una situación tan delicada.
Pronto se revela el motivo del enfrentamiento: una furgoneta que transportaba muestras de perfume ha sido robada. Estas no eran muestras cualquiera; se trataba de una caja del perfume Despertar, un producto exclusivo y esencial destinado a Galerías Miranda. Este cliente representa una cuenta estratégica para la empresa, y perderlo sería un golpe muy difícil de asimilar. Marta se entera recién ahora del alcance de la situación y, en cuanto comprende que lo robado no es simple mercancía, sino algo mucho más valioso, se enfurece aún más.
En medio de esta discusión, Marta pregunta por Carmen y Claudia, quienes estaban involucradas en el traslado. Tasio la tranquiliza diciendo que ambas están bien físicamente, pero confiesa que su mayor preocupación es el contenido de la furgoneta. Al principio, Marta minimiza un poco el problema, sugiriendo que el seguro puede cubrir las pérdidas, pero rápidamente entiende que no se trata de algo tan simple.
La verdadera bomba estalla cuando Marta descubre que fue Tasio quien decidió enviar a Carmen —su esposa— a realizar el transporte. Marta, visiblemente alterada, le recuerda que él debió hacerse cargo personalmente, dada la importancia del encargo. No se trata de una operación rutinaria, sino de una entrega que puede definir el futuro de su relación con Miranda. Tasio, acorralado, admite que fue su decisión, pero justifica que se ha visto desbordado por la carga de trabajo. Está ayudando a Joaquín, enfrentando problemas de personal en la fábrica y no da abasto. Sin embargo, a Marta eso no le sirve como excusa. Está frustrada por la falta de responsabilidad y, aunque no quiere centrarse en echar culpas, insiste en que hay que actuar de inmediato.
Marta propone lo más lógico: enviar nuevas muestras a Galerías Miranda lo antes posible. Tasio le informa que ya ha pedido que preparen otra caja y que él mismo la llevará a Getafe. Pero aquí surge otro inconveniente: necesitará usar el coche de Marta para hacerlo. Ella, todavía molesta, accede, aunque se nota que su paciencia está agotada.
La conversación da entonces un giro inesperado cuando Tasio insinúa que el robo podría no haber sido aleatorio. Sospecha que la empresa rival de perfumes florales, que recientemente perdió el contrato con Miranda en favor de ellos, podría estar detrás del robo. Marta reconoce que esa teoría tiene sentido. No sería la primera vez que esa compañía recurre a maniobras sucias. De inmediato, Marta sugiere que deberían incluir esa sospecha en una denuncia formal ante la Guardia Civil.
Pero lo que sigue deja a Marta aún más desconcertada. Tasio confiesa que aún no ha presentado ninguna denuncia. ¿La razón? Tiene miedo de que si las autoridades se involucran, la noticia se filtre en la ciudad, lo que podría llegar a oídos de Galerías Miranda. Si se enteran de que su perfume exclusivo ha sido robado y podría estar circulando ilegalmente, podrían romper el contrato, lo que sería una catástrofe comercial.
Marta, indignada, no puede creer lo que está escuchando. En vez de acudir a las autoridades, Tasio ha decidido montar una especie de búsqueda improvisada, enviando a Carmen, Claudia y Raúl —el chófer— a rastrear la furgoneta por su cuenta, como si fueran detectives amateurs. Para Marta, eso no solo es irresponsable, sino también peligroso. El escándalo que Tasio quiere evitar podría terminar siendo mucho peor si no se actúa de forma correcta y legal desde el inicio.
La tensión aumenta aún más cuando Marta le pregunta si don Pedro, una figura de peso en la empresa, está al tanto de lo ocurrido. Tasio, visiblemente nervioso, le suplica que no se lo diga. Reconoce que toda la culpa es suya y que ha implicado a su esposa sin pensar. Le pide a Marta un poco más de tiempo para intentar resolver todo sin levantar alarmas.
Pero Marta ya ha llegado a su límite. Le da un ultimátum claro: tiene hasta la mañana siguiente para encontrar la furgoneta y recuperar las muestras robadas. Si no lo logra, será ella misma quien vaya a denunciarlo a la Guardia Civil, cueste lo que cueste. No está dispuesta a seguir encubriendo errores, y mucho menos a poner en riesgo la imagen de su empresa.
Tasio, sin más argumentos, acepta las condiciones de Marta. Le promete que si no logra encontrar la mercancía a tiempo, él mismo y Carmen la acompañarán a presentar la denuncia. Es un cierre tenso, que deja claro que las próximas horas serán decisivas.
Este episodio muestra con fuerza las consecuencias de una mala decisión en el entorno empresarial y cómo, a pesar de las buenas intenciones, ocultar la verdad o actuar por temor puede empeorar aún más las cosas. También nos deja ver que Marta, aunque firme y exigente, está dispuesta a tomar las riendas cuando todo parece descontrolarse. En contraste, Tasio se muestra como alguien abrumado por las circunstancias, atrapado entre el deseo de proteger a los suyos y su incapacidad para afrontar la realidad de frente.
Con la amenaza latente de perder al cliente más importante, y con la posibilidad de que el escándalo explote si no se actúa correctamente, este capítulo deja la trama en un punto de máxima tensión. ¿Logrará Tasio recuperar la mercancía a tiempo? ¿Estarán detrás del robo los rivales del negocio? ¿Se atreverá Marta a tomar medidas drásticas si no se soluciona el problema? Todo queda en el aire, pero una cosa está clara: en Sueños de Libertad, la calma nunca dura demasiado.