La Promesa: El secuestro de Ángela y la oscura condición de Lorenzo
Ángela y Curro habían trazado en secreto un plan que parecía perfecto: escapar juntos, en silencio, rumbo a Suiza. Soñaban con un nuevo comienzo, lejos de los muros sofocantes de La Promesa y, sobre todo, lejos de la amenaza constante del capitán Lorenzo de la Mata. La joven y su enamorado confiaban en que, una vez fuera del alcance del capitán, podrían vivir su historia de amor sin límites ni cadenas. Pero lo que parecía un futuro lleno de esperanza se ha convertido en una pesadilla: Ángela ha desaparecido misteriosamente del palacio y todos los planes de huida se han desmoronado.
La desaparición inesperada
La mañana que lo cambió todo comenzó como un día cualquiera. Teresa, fiel a su rutina, entró en la habitación de Ángela con la intención de despertarla. Pero, para su sorpresa, la cama estaba vacía. En la estancia solo se encontraba Leocadia, que había pasado la noche aguardando a su hija. La mujer había luchado contra el sueño esperando verla entrar por la puerta, convencida de que, tarde o temprano, aparecería. Sin embargo, la muchacha nunca regresó.
La alarma fue inmediata. ¿Dónde estaba Ángela? ¿Le habría ocurrido algo en su intento de escapar? El desconcierto se transformó en miedo y pronto todo el palacio se movilizó para dar con su paradero. Entre los sirvientes corrían rumores, mientras los señores debatían qué medidas tomar. Pero había dos personas que no dudaban de quién podía estar detrás de todo: Curro y la señora de Figueroa tenían un sospechoso claro, y su nombre era Lorenzo de la Mata.
Sin pensarlo demasiado, ambos decidieron enfrentarse a él. El joven Curro, movido por la desesperación y el amor, fue el primero en encararlo. Con firmeza, le acusó directamente de ser responsable de la desaparición:
—Ha venido con sed de venganza, capitán. Y no tengo dudas: usted está detrás de todo esto.
Lorenzo, con su habitual calma y un aire de superioridad que resultaba exasperante, negó las acusaciones. Su compostura solo conseguía enfurecer más a quienes lo señalaban. Pero pronto se produciría un giro inesperado.
La confesión de Lorenzo
Frente a Leocadia, la actitud de Lorenzo cambió. Ella, desesperada, le rogó que dijera la verdad. Sus palabras, cargadas de angustia, resonaron en la estancia:
—No es ningún secreto que desde hace tiempo tienes a mi hija en el punto de mira. Te lo pregunto una vez más, y esta vez quiero la verdad: ¿sabes dónde está Ángela? Por Dios, si lo sabes, dímelo.
El capitán permaneció impasible, su serenidad resultaba insoportable. Leocadia, fuera de sí, llegó a confesar que no podría contenerse si lo veía aparecer por el comedor esa misma noche:
—Te juro que no sé si voy a ser capaz de aguantarme las ganas de estrangularte.
Y entonces, con un tono gélido y calculador, Lorenzo dejó caer la verdad como un cuchillo:
—Si te hiciera caso, ¿quién te transmitiría mis condiciones para liberar a tu hija?.
Las palabras fueron demoledoras. Él tenía a Ángela. No se trataba de una sospecha, sino de una confesión directa.
Las condiciones del capitán
Lo que vino después heló la sangre de Leocadia. Lorenzo explicó con toda tranquilidad que estaba dispuesto a liberar a la muchacha, pero bajo sus propias condiciones. En un principio, la señora de Figueroa creyó que todo se reduciría a dinero. Y, de hecho, él mismo lo planteó así:
—Lo tengo claro: quiero dinero. Y estoy seguro de que estarás dispuesta a pagar lo que haga falta para volver a ver a tu hija.
Leocadia no dudó ni un segundo en aceptar. Aunque reunir semejante suma sería una tarea complicada, haría lo que fuera necesario. Ninguna cantidad de dinero valía más que la vida de su hija. Pero Lorenzo, que nunca se conforma con lo fácil, tenía un as bajo la manga.
Con una sonrisa fría, dejó claro que el dinero no era su principal objetivo:
—El dinero es sencillo de conseguir. Aunque la temeraria de tu hija haya afectado a mis ingresos, disto mucho de considerarme pobre. Puedes quedarte con ese sobre… Yo quiero otra cosa.
Entonces, reveló su auténtico propósito:
—Quiero la mano de tu hija. Si deseas volver a verla con vida, deberás consentir que me case con ella.
El mundo de Leocadia se derrumbó en un instante. La petición no era solo un chantaje, sino una condena. Para salvar a Ángela debía entregar su futuro en matrimonio a un hombre cruel y manipulador.
Un dilema insoportable
La escena dejó a todos conmocionados. ¿Cómo podría Leocadia aceptar semejante condición? Por un lado, el instinto materno le exigía ceder a todo con tal de salvar a su hija. Pero por otro, sabía que forzar a Ángela a un matrimonio con Lorenzo sería una condena aún peor que la desaparición.
Curro, al conocer la confesión, sintió cómo la rabia lo consumía. Estaba dispuesto a arriesgarlo todo, incluso su vida, para rescatar a su amada. El joven no podía permitir que Lorenzo triunfara en su retorcido plan.
El ambiente en La Promesa se volvió insoportable. Cada rincón del palacio parecía impregnado de miedo, tensión y secretos. Todos observaban a Lorenzo, sabiendo que tenía la ventaja, mientras Leocadia buscaba desesperadamente una salida que no destruyera la vida de su hija.
La serie que no deja de sorprender
Con este impactante giro, La Promesa vuelve a demostrar por qué se ha convertido en una de las ficciones más comentadas de las tardes en La 1. La desaparición de Ángela y la confesión de Lorenzo marcan un antes y un después en la trama.
¿Cederá Leocadia a la presión del capitán? ¿Encontrará Curro la manera de rescatar a su amada antes de que se consume la boda forzada? ¿Logrará Ángela mantenerse firme frente al chantaje?
Los espectadores tendrán que esperar a los próximos capítulos para descubrirlo. Lo que está claro es que el futuro de los personajes pende de un hilo y que las emociones seguirán al rojo vivo.
Dónde ver La Promesa
Recuerda que La Promesa se emite de lunes a viernes a las 18:10 en La 1 y también está disponible bajo demanda en RTVE Play, donde puedes disfrutar de todos los episodios emitidos hasta la fecha. Además, la plataforma cuenta con un canal dedicado exclusivamente a la serie, donde es posible revivir los mejores momentos a cualquier hora del día.
La trama no deja de sorprender, las audiencias crecen y cada vez son más los espectadores enganchados a este fenómeno televisivo. Si aún no te has sumergido en la historia de La Promesa, este es el momento perfecto para hacerlo: el misterio, la pasión y el drama están alcanzando su punto más intenso.