Ángela se convierte en el único consuelo para Curro, mientras los secretos y tensiones sacuden La Promesa

Una nueva semana comienza en La Promesa, y la tensión no da tregua. El capítulo 613 se sumerge de lleno en la tormenta emocional que agobia a Curro, quien se esfuerza por retomar su rutina en la finca, acatando órdenes con disciplina. Sin embargo, su mente no logra apartarse de los recuerdos que lo atormentan, en especial los últimos momentos compartidos con su madre, Eugenia. La culpa lo consume: se reprocha no haber estado junto a ella cuando más lo necesitaba, convencido de que si no se hubiera obsesionado con la investigación sobre la muerte de Jana, tal vez habría evitado su trágico final.

El desprecio de Alonso tampoco ayuda. El patriarca ha dejado claro que desea que Curro se reincorpore a sus tareas sin mostrar empatía ni ternura alguna, profundizando la herida del joven. Curro se siente desplazado, dolido y emocionalmente devastado. Solo encuentra un remanso de paz en Ángela, la joven institutriz que, poco a poco, se ha ganado su confianza. Ella se muestra comprensiva, lo escucha, y lo apoya en silencio, sabiendo exactamente cuándo hablar y cuándo simplemente estar presente. Su cercanía genera un vínculo especial que no pasa desapercibido.

Sin embargo, este vínculo no es bien visto por todos. Leocadia observa con creciente inquietud cómo Ángela se convierte en la confidente de Curro. Cree que esa relación puede salirse de control y perjudicar el equilibrio en la casa. Aunque no tiene pruebas de nada impropio, su desconfianza es evidente y ya empieza a pensar en medidas para separar a los jóvenes.

Por otro lado, el padre Samuel continúa inquieto por la repentina desaparición de Petra. Aunque ella había sufrido una transformación notable tras perder su antiguo puesto como ama de llaves, nadie parece tener información concreta sobre su paradero. Samuel, sintiéndose solo en su preocupación, acude a las doncellas para buscar ayuda, pero se encuentra con la indiferencia de todas. Ni siquiera María Fernández, con quien mantiene una relación cada vez más distante, muestra compasión. Ella condena sin tapujos a Petra, lo que provoca una grieta aún más profunda entre ambos.

Mientras tanto, Leocadia sigue obsesionada con el asunto del despido de Petra. Está convencida de que todo fue injusto y exige respuestas. Confronta a Catalina y Martina, quienes, sin rodeos, le explican que Samuel fue excomulgado y que la decisión no fue de ellas. Pero Leocadia no acepta fácilmente esas explicaciones. Considera que algo más se oculta tras esa decisión y que le han ocultado información deliberadamente.

En otra parte de la finca, Adriano continúa convaleciente tras el accidente, pero su recuperación avanza a buen ritmo. Emilia y Catalina, quienes han estado pendientes de su estado, toman una determinación inesperada sobre su futuro. Deciden intervenir en su cuidado y su porvenir de una manera que toma completamente por sorpresa al joven labriego, quien no se esperaba semejante implicación por parte de ambas. La decisión, aunque tomada con buenas intenciones, supone un antes y un después para él.

Lisandro, por su parte, también experimenta un giro emocional. Después de meditar lo ocurrido, se da cuenta de que Adriano le salvó la vida. Este reconocimiento provoca un cambio radical en su actitud hacia el joven. A partir de ese momento, comienza a defenderlo con una vehemencia que desconcierta a todos los Luján, especialmente a Leocadia y Lorenzo, quienes observan estupefactos cómo Lisandro elogia al labriego en público. Su agradecimiento se materializa en una misteriosa decisión: quiere hacerle un regalo especial, cuyo significado se mantiene en secreto por ahora. Todo indica que Lisandro busca cerrar un ciclo personal con ese gesto, aunque las consecuencias aún están por verse.

Mientras todo esto sucede, Curro, Lope y Pía enfrentan un nuevo reto. Necesitan recuperar la pulsera de esmeraldas, un objeto que está en el centro de un inquietante misterio. Pía, decidida a proteger a los suyos, se presenta ante Ricardo para justificar la posesión de la joya, insinuando que se trata de un regalo personal. Pero sus explicaciones no logran convencer al mayordomo. Ricardo, siempre perspicaz, sospecha que hay algo más detrás de ese supuesto regalo, y se niega a entregar la pulsera. La tensión entre ambos va en aumento.

Y como si todo esto no fuera suficiente, Manuel cita a Simona para revelarle una impactante verdad sobre Toño. La cocinera acude sin saber qué esperar, y lo que Manuel le confiesa cambia por completo su percepción sobre su sobrino. Esta revelación promete desencadenar nuevas decisiones y más de un conflicto en los próximos episodios.

Con todas estas tramas en pleno desarrollo, el capítulo 613 se perfila como una entrega cargada de emociones, secretos y decisiones cruciales. La historia se sigue complicando y los personajes se enfrentan a sus propias contradicciones, miedos y deseos. La promesa de resolver los misterios y sanar las heridas aún parece lejana, y lo único seguro es que cada paso en la finca de los Luján tiene consecuencias imprevisibles.