La intriga en La Promesa alcanza un punto de máxima tensión en el capítulo 667, previsto para el martes 2 de septiembre de 2025. El misterio en torno a la desaparición de Ángela continúa generando angustia entre los habitantes del palacio, pero en esta entrega se revela un secreto que lo cambia todo: Lorenzo, el capitán que siempre supo jugar con las sombras, da un paso adelante y deja al descubierto sus verdaderas intenciones.

La jornada comienza con un aire de incertidumbre. Ángela sigue sin dar señales de vida y cada minuto que pasa multiplica la desesperación de su madre, Leocadia, y de Curro, que no soporta la idea de perderla. Sin embargo, la tensión se convierte en terror cuando Lorenzo, frío y calculador, acorrala a Leocadia en una conversación que se convierte en una auténtica pesadilla. Con palabras medidas y una mirada que hiela la sangre, el capitán confiesa lo que todos temían: él está detrás de la desaparición de Ángela.

Leocadia queda petrificada. Por fin entiende que el regreso de Lorenzo al palacio no tenía nada que ver con reconciliaciones ni con nostalgia, sino con un plan retorcido para sembrar el miedo y reclamar un poder que nunca le perteneció. Con el secuestro de la joven, el capitán demuestra que es capaz de cualquier cosa y, lo que es peor, coloca a la madre en una encrucijada imposible. Si quiere recuperar a su hija con vida, deberá aceptar sus condiciones y someterse a su chantaje.

Las exigencias de Lorenzo no tardan en emerger. Su obsesión con Ángela es evidente, y no descarta imponerle un matrimonio forzado como parte de su venganza. Para él, obligar a la muchacha a convertirse en su esposa no solo significaría doblegarla, sino también arruinar la vida de Curro, que está enamorado de ella, y asestarle a Leocadia el golpe más cruel de todos. El dilema es insoportable: si cede, traicionará a su hija; si se niega, podría perderla para siempre.

Mientras tanto, Curro no se resigna. Consumido por la desesperación, trata de convencer a Cristóbal para que lo deje dirigir la búsqueda de Ángela. El joven está convencido de que, si lo ponen al mando, será capaz de dar con su paradero antes que nadie. Pero Cristóbal, en su papel de mayordomo inflexible, le niega una y otra vez esa posibilidad. Ni siquiera la intervención de otros consigue hacerle cambiar de opinión. Para Curro, la paciencia se agota y la rabia se convierte en acción: si no le permiten organizar la búsqueda, lo hará por su cuenta, sin pedir permiso.

Las tensiones con Cristóbal también alcanzan a Pía y Ricardo, que sienten el peligro de ser manipulados y apartados del palacio en cualquier momento. La sombra del mayordomo planea sobre ellos, recordándoles que sus decisiones siempre tienen un coste, y que en La Promesa nadie está completamente a salvo.

En medio de esta atmósfera sofocante, surge una idea inesperada. María Fernández, que conoce de primera mano el horror de estar secuestrada, propone investigar en la cueva donde ella misma estuvo cautiva. Su propuesta es arriesgada, pero Curro la apoya con determinación: cualquier pista es mejor que quedarse de brazos cruzados. Juntos parten hacia el lugar, y allí se encuentran con Samuel, que decide sumarse a la peligrosa búsqueda. No obstante, el secreto no tarda en ser descubierto. Santos, siempre vigilante, los sorprende en plena acción, y la situación se complica aún más. ¿Callará, o decidirá delatarlos y arruinar cualquier esperanza de rescate?

En otro frente, la trama política y social continúa enredándose. Alonso, sin más opciones, vuelve a visitar al varón de Valladares en un intento desesperado de alcanzar un acuerdo que ponga fin a las tensiones con los obreros. Sin embargo, convencer al noble se convierte en una misión imposible. Catalina, que ya advirtió de las consecuencias, paga el precio de la frustración de su padre. El marqués, obstinado y severo, la acusa de haber estado a punto de arruinarlo todo con sus decisiones y le recrimina con dureza su papel en el conflicto.

Y como si todo esto no bastara, el terreno sentimental también tambalea. La relación entre Toño y Enora atraviesa un momento crítico. Enora no tolera que Toño haya hecho las paces con Simona únicamente para complacerla, pues siente que esa reconciliación carece de sinceridad. El cuestionamiento de su autenticidad amenaza con abrir una grieta profunda en su vínculo, mientras Toño busca consuelo y consejo en Manuel, pidiéndole además que no venda su parte de la empresa a Pedro Farré, temiendo que esta decisión los lleve a la ruina.

Cada línea argumental de este capítulo parece sumarse a un mismo clímax: la fragilidad de los personajes frente a decisiones imposibles y la sensación de que el enemigo más peligroso no está afuera, sino dentro del propio palacio. Lorenzo emerge como un villano completo, calculador y despiadado, que no solo secuestra a Ángela sino que también manipula los hilos del miedo para dividir a todos.

La gran incógnita que deja este avance es clara: ¿cederá Leocadia al chantaje de Lorenzo para salvar a su hija? ¿Logrará Curro encontrarla antes de que sea demasiado tarde? ¿Y hasta qué punto resistirán las alianzas en medio de un ambiente en el que cada secreto puede ser mortal?

El capítulo 667 de La Promesa promete ser un torbellino de emociones, con revelaciones que marcarán un antes y un después en la trama. El espectador se encontrará atrapado entre la angustia de una madre, la desesperación de un enamorado y la ambición sin límites de un capitán dispuesto a todo. Una vez más, la serie demuestra que en el palacio nada es lo que parece, y que cada gesto de bondad puede esconder una trampa.