Los últimos acontecimientos en La Promesa han marcado profundamente a los personajes, en especial a Curro, quien atraviesa uno de los peores momentos desde que llegó al palacio. La muerte de su madre, Eugenia, ha supuesto un duro golpe para él, y lo que más lo atormenta es no haber podido despedirse de ella como merecía. El hecho de que ya estuviera enterrada sin que se le haya podido dar sepultura digna ha hecho que su dolor se transforme en frustración. Esa misma frustración lo llevó a hablar de manera poco apropiada con don Lisandro, algo que no pasó desapercibido.
Ante este comportamiento, Alonso interviene directamente y obliga a Curro a disculparse con el duque. Aunque el joven cumple con lo exigido, lo hace con dolor y resentimiento. Posteriormente, le reprocha al marqués el haberlo expuesto a esa humillación, dejándole claro que no se siente comprendido ni respaldado. El muchacho se siente solo, y ese sentimiento lo lleva a buscar refugio en el cementerio, donde intenta encontrar consuelo visitando la tumba de su madre. En este lugar, lejos del bullicio del palacio, Curro se sumerge en sus pensamientos, ahogando en silencio el sufrimiento que no puede compartir con nadie.
En paralelo, Manuel logra saldar la deuda pendiente de Toño gracias al dinero que ha recibido de Leocadia. Como gesto de agradecimiento, le pide que trate de recomponer su vida, empezando por recuperar a su mujer e hijos. Sin embargo, Toño no se compromete con esa petición y se niega a prometer que hará ese esfuerzo. Esta respuesta decepciona a Manuel, que esperaba un mayor grado de arrepentimiento por parte del hombre al que ha ayudado.
Adriano, por su parte, regresa al palacio tras los delicados momentos vividos durante el bautizo. Aunque la operación a la que fue sometido ha salido bien y muestra mejoría, los médicos recomiendan que guarde reposo durante un tiempo. El joven labriego, convaleciente, se encuentra en una posición vulnerable, y no todos los que lo rodean están actuando de buena fe.
Leocadia, una figura cada vez más influyente dentro de La Promesa, reprende a Catalina y Martina por haber despedido a Petra sin haberla consultado previamente. Esta actitud desata un nuevo conflicto, y Alonso se ve obligado a intervenir una vez más. El marqués pide a las jóvenes que respeten la autoridad de Leocadia, quien ha logrado de nuevo posicionarse como una figura cercana e influyente para él. La situación genera incomodidad entre las damas, que sienten que su capacidad de decisión está siendo limitada.
En medio de este ambiente tenso, se produce un giro inesperado: Pía vuelve a asumir el cargo de ama de llaves en el palacio. Aunque se trata de una medida temporal, todo el personal lo recibe con entusiasmo. La mayoría considera que, con ella al frente, las aguas podrían volver a su cauce. Petra, cuya salida fue repentina y polémica, no es extrañada por nadie. La sensación general es que la estabilidad regresa al servicio con la vuelta de Pía.
Pero no todo es armonía. Ricardo ha encontrado una pulsera con una esmeralda, lo que desata una nueva intriga. El objeto le resulta sospechoso y decide mostrarlo a Rómulo, el mayordomo. Este, consciente de que el hallazgo podría generar problemas, encarga a Ricardo que investigue el origen de la joya. Así, el joven inicia una auténtica “caza de brujas” entre los miembros del servicio, reuniéndolos para interrogarles. Sin embargo, sus esfuerzos no dan resultado: nadie aporta información útil y el misterio permanece.
Lo que Ricardo no sabe es que esa pulsera es en realidad la misma que Lope y Curro compraron en la joyería Llop. Lope se la regaló posteriormente a Vera, lo que añade una capa de complejidad al asunto. Si se descubre la verdad, tanto Lope como Vera y Curro podrían verse comprometidos.
A pesar de su dolor, Curro no tiene tiempo para descansar. Rómulo le informa que debe reincorporarse a sus tareas lo antes posible, por orden expresa del señor marqués. La vida en La Promesa no se detiene, aunque el corazón de algunos personajes esté roto.
Avance del capítulo del martes 10 de junio: Curro, al límite y nuevas sorpresas en La Promesa
En el avance del capítulo del martes 10 de junio, se anticipa que el dolor de Curro sigue siendo el eje central de la trama. La muerte de Eugenia le pesa como una losa, y solo Ángela parece tener la sensibilidad necesaria para calmar su pena. La relación entre ambos podría volverse clave en los próximos episodios, especialmente si Ángela logra encontrar una forma de consolarlo.
Adriano, por su parte, continúa recuperándose, aunque no todo marcha como él quisiera. Catalina y Emilia toman una decisión que claramente no es de su agrado. Aún no se ha revelado de qué se trata, pero todo apunta a que podría estar relacionado con su reposo o incluso con su permanencia en el palacio. Esta decisión podría despertar tensiones entre las dos mujeres y Adriano, quien está acostumbrado a ser escuchado y respetado.
Samuel, siempre atento a lo que ocurre entre bambalinas, insiste en conocer el paradero de Petra. Su preocupación no es compartida por el resto, que parece más bien indiferente ante la desaparición de la antigua ama de llaves. Esto incrementa la sensación de misterio en torno a Petra: ¿se ha ido realmente de forma voluntaria o hay algo más detrás de su marcha?
Lisandro, el duque, también sorprende con un giro inesperado en su actitud. Después de haber mostrado una postura distante e incluso autoritaria, cambia radicalmente su comportamiento con Adriano. Este cambio culmina con una propuesta que deja a todos boquiabiertos: pretende hacerle un obsequio significativo al labriego, un gesto inusual en alguien de su estatus. ¿Qué esconde realmente esta generosidad? ¿Culpa, estrategia o verdadera gratitud?
En paralelo, Ricardo sigue obsesionado con la dichosa pulsera de esmeraldas. Al no obtener respuestas claras, lanza un ultimátum al servicio: tienen tres días para aclarar el origen de la joya, o de lo contrario informará a los señores y a las autoridades. Este anuncio provoca una ola de nerviosismo entre los trabajadores, especialmente en Lope y Pía. Ante la presión, Pía intenta salvar la situación asegurando que la pulsera es un regalo personal. Pero la pregunta es: ¿creerá Rómulo esa versión? El mayordomo no se caracteriza precisamente por su ingenuidad, y lo más probable es que continúe investigando hasta descubrir la verdad.
En resumen, el capítulo del martes 10 de junio de La Promesa se perfila como uno de los más intensos de la semana. Con Curro al borde del colapso emocional, nuevos conflictos entre los personajes principales y el misterio de la pulsera aún sin resolver, el palacio sigue siendo un hervidero de tensiones, secretos y decisiones difíciles. ¿Qué más está por venir en esta apasionante historia? La respuesta, como siempre, llegará con el próximo capítulo.