La tensión en La Promesa alcanza un nuevo punto de ebullición con el capítulo que marcará el lunes 11 de agosto. Las intrigas, las lealtades divididas y las verdades ocultas amenazan con alterar para siempre el delicado equilibrio del palacio. En esta ocasión, cada personaje parece arrastrar un secreto, una herida o una decisión que podría cambiarlo todo.
Ángela, visiblemente alterada, se enfrenta a Curro con una mezcla de enfado y decepción. La joven no puede comprender por qué él ha tomado la iniciativa de llamar al coronel Fuentes para que venga a La Promesa sin consultárselo antes. Ni sus explicaciones ni sus argumentos logran calmarla. Para ella, la presencia del coronel solo traerá complicaciones, pero Curro se mantiene firme: está convencido de que Fuentes es la pieza clave para atrapar al capitán de la Mata y ponerlo tras las rejas. Su determinación es absoluta, aunque sabe que esto lo enfrentará no solo con Ángela, sino también con otros miembros de la casa.
Mientras tanto, el coronel Fuentes, recién llegado, no tarda en instalarse cómodamente en el palacio, dispuesto a pasar una temporada prolongada. Su sola presencia provoca una atmósfera densa y cargada. Lorenzo, especialmente, siente cómo el peso de la preocupación le oprime el pecho. El capitán de la Mata no es el único que tiene razones para temer a Fuentes, y Lorenzo lo sabe bien. La incomodidad es evidente en cada gesto, en cada mirada que se cruza con el coronel.
En otro rincón del palacio, Manuel se ve obligado a encarar a Leocadia. El joven heredero ha descubierto que ella le ocultó deliberadamente la llamada de Pedro Farré, un movimiento que podría haber tenido consecuencias importantes para sus negocios. Pero Leocadia, experta en girar cualquier situación a su favor, despliega todo su arsenal de manipulación y consigue invertir la conversación. A pesar de sus artimañas, Manuel no está dispuesto a dejarse engañar. La desconfianza ya se ha instalado en su corazón, y como medida inmediata decide cancelar la firma que habría cedido a Leocadia un porcentaje de la empresa. La jugada sorprende a más de uno, pero deja claro que Manuel empieza a abrir los ojos ante las maniobras de la señora de Figueroa.
Mientras tanto, en la zona del servicio, Vera se muestra cada vez más ausente y distraída. Sus pensamientos están lejos, anclados en los problemas de su familia. Teresa y Lope, preocupados, observan cómo su compañera apenas logra cumplir con sus tareas. Lope, decidido a animarla, le propone ir al teatro en compañía de Teresa. Sin embargo, Vera rechaza la invitación sin dar demasiadas explicaciones, dejando entrever que su ánimo no está para diversiones.
Por otro lado, Cristóbal Ballesteros, el nuevo mayordomo, continúa con su particular estrategia para obtener información sobre el servicio. Se acerca a Curro en busca de detalles, pero este, precavido, asegura no saber nada que pueda resultarle útil. El tira y afloja entre ambos apenas comienza.
En el ámbito de la nobleza, una llamada de Catalina al marqués de Valladares vuelve a encender la chispa del conflicto entre los condes de Campos y Luján. Las tensiones políticas y familiares se mezclan peligrosamente. Martina, por su parte, recurre una vez más a Ángela para pedirle consejo y ayuda en su objetivo de llevar a cabo la segregación de su parte de La Promesa. Sus planes amenazan con romper viejos pactos y abrir nuevas disputas sobre la propiedad de la finca.
En medio de tantas intrigas, María Fernández recibe un golpe emocional inesperado. Daba por perdida su relación con Samuel, y aun así, su regreso al palacio la deja sin palabras. Pero la sorpresa se torna en desilusión: Samuel sigue siendo sacerdote. La noticia la desarma por completo. Su rostro refleja una mezcla de tristeza y frustración, y no tarda en reprocharle que haya alimentado esperanzas que no podían cumplirse. Samuel, incómodo ante su reacción, duda de si debería quedarse en La Promesa para evitar incomodar a nadie. Es Petra quien le tiende una mano, asegurándole que la casa siempre tendrá un lugar para él.
Samuel también se ve obligado a encontrarse, por primera vez desde su llegada, con Cristóbal Ballesteros. El mayordomo no parece estar demasiado conforme con que Samuel se aloje en las habitaciones del servicio, pero no puede oponerse frontalmente. La tensión, sin embargo, queda flotando en el aire.
Mientras el coronel Fuentes sigue moviéndose por el palacio, la inquietud de Lorenzo crece. Cada encuentro casual, cada conversación, parece ser un recordatorio de que la presencia del coronel podría desenterrar verdades que sería mejor mantener ocultas.
En otro frente, Toño y Manuel protagonizan un enfrentamiento cargado de resentimiento. Toño, con cierta ironía, insinúa que Manuel siente celos de su relación con Enora. El heredero, visiblemente molesto, no se toma bien el comentario y la tensión escala rápidamente. Aunque ninguno de los dos lo admite abiertamente, las palabras dejan una huella difícil de borrar.
Leocadia, fiel a su carácter, también se enfrenta a Lorenzo. No tolera que se tomen decisiones relacionadas con el coronel Fuentes sin consultarle y deja claro que no piensa aceptar maniobras a sus espaldas. Pía, por su parte, reprende a Curro por haber llamado al coronel, convencida de que esa decisión traerá más problemas que soluciones. Pero Curro no cede: para él, Fuentes es la llave que abrirá la puerta a la caída del capitán de la Mata. Ya empieza a tramar un plan minucioso para lograrlo, aunque todavía mantiene en secreto los detalles.
En paralelo, Alonso mantiene una discusión acalorada con Manuel. El joven no entiende cómo su padre puede seguir defendiendo a Leocadia pese a las evidencias de sus manipulaciones. Manuel intenta hacerle ver que la señora de Figueroa está jugando con todos, pero Alonso parece cegado por su influencia. La conversación deja a Manuel más decidido que nunca: desenmascarará las verdaderas intenciones de Leocadia y no descansará hasta que todos vean su verdadero rostro.
Así, con alianzas frágiles, secretos por descubrir y planes que se gestan en las sombras, La Promesa se adentra en una etapa donde cada decisión podría ser decisiva. El capítulo del 11 de agosto promete dejar huella, no solo por las revelaciones que traerá, sino por las consecuencias que, sin duda, empezarán a desplegarse en los días siguientes.