En los próximos capítulos de La Promesa, los espectadores vivirán un giro inesperado que lo cambiará absolutamente todo: Eugenia, a quien todos creían muerta tras una dramática caída, regresará viva y más fuerte que nunca. Su aparición no solo será una sorpresa para todos en el palacio, sino que traerá consigo una revelación estremecedora que dejará al descubierto a los verdaderos villanos de la historia, empezando por Lisandro.
Tras lo que parecía ser una despedida definitiva, Curro queda devastado por la pérdida de Eugenia, la mujer que lo crio como una madre. El ambiente en La Promesa es denso, silencioso, como si la tristeza se impregnara en cada rincón. Curro permanece solo en la habitación que Eugenia ocupaba, hundido en el dolor. “Nací para sufrir”, murmura, mientras repasa en su mente todas las figuras maternas que ha perdido: primero Dolores, su madre biológica, luego su hermana Hannah, y ahora Eugenia. Siente que todo amor que recibe termina por desaparecer.
En medio de su desolación, Ángela entra en la habitación. Ella, al ver el estado de Curro, se acerca con ternura y le ofrece su apoyo incondicional: “No estás solo, y nunca más lo vas a estar”, le promete. Curro, sin embargo, insiste en que es una maldición para quienes lo rodean. Le confiesa a Ángela su origen: es hijo bastardo del marqués con una criada, alguien nunca aceptado. Le pide que se aleje, que no se arriesgue a sufrir como las demás personas que lo han querido.
Pero Ángela, con lágrimas en los ojos, no da marcha atrás. Le declara su amor y su voluntad de quedarse a su lado pese a todo. “No me importa quién seas ni de dónde vienes. Te quiero, Curro”, le dice con firmeza. Justo cuando parece que ese momento de conexión los ha unido más que nunca, la escena se ve interrumpida de forma violenta: Lisandro entra sin avisar, con una mirada llena de odio y desprecio.
El duque, fiel a su naturaleza cruel, lanza ataques verbales a Curro. Lo llama bastardo, error, alimaña. Le dice que nadie lo respeta en el palacio y que debería dar las gracias por tener siquiera una cama donde dormir. Lisandro no se detiene ahí: arremete contra la memoria de Eugenia, tildándola de loca, afirmando que su muerte fue un alivio y que celebró su desaparición.
Estas palabras despiertan algo nuevo en Curro. La tristeza da paso a una furia contenida. Se enfrenta a Lisandro con más firmeza que nunca, exigiéndole que no hable de Eugenia de esa manera. “Fue la única que me ofreció amor de verdad”, grita, mientras su voz se quiebra entre la rabia y el dolor. Pero Lisandro, cruel como siempre, continúa: “Espero que desaparezcas como ella. Y si puedo ayudar con eso, no lo dudes”.
En ese punto, la tensión entre ambos se vuelve casi insoportable. Curro lo desafía directamente, dejando en claro que ya no se dejará pisotear. Ya no es el muchacho que baja la cabeza ante los insultos del duque. “Cuanto más me empujes, más veces me levantaré”, le dice. Lisandro intenta intimidarlo, recordándole que tiene poder, amigos y autoridad para destruirlo. Pero Curro le responde con valentía: “A diferencia de ti, yo no necesito pisotear a nadie para sentirme alguien”.
Todo parece a punto de explotar cuando Lisandro se lanza hacia Curro con agresividad. Pero en ese instante ocurre lo impensable: la puerta se abre de par en par y una figura inesperada cruza el umbral… ¡Eugenia!
Todos se quedan paralizados. Eugenia, viva, firme, con una mirada que irradia determinación, aparece en la habitación. Su regreso corta el aire como una cuchilla. Nadie puede creer lo que ven sus ojos. Lisandro retrocede, incapaz de comprender lo que ocurre. Curro apenas logra ponerse de pie, incrédulo, con el rostro empapado en lágrimas. Ángela, al verla, también queda boquiabierta.
Eugenia, con voz serena pero poderosa, lanza una frase que cambia todo el juego: “No morí… y ahora hablaré”. Lo que sigue es una revelación que promete destruir a Lisandro y todos los que han maquinado en su contra.
En los siguientes episodios, se sabrá cómo Eugenia logró sobrevivir a la caída que todos pensaron mortal. El misterio sobre su recuperación, su escondite, y sobre todo, qué descubrió durante su ausencia, será el centro de la nueva trama. Porque Eugenia no solo regresa para abrazar a Curro, sino también para abrir la caja de secretos que muchos quisieran mantener cerrada.
El palacio se convertirá en un campo de batalla emocional y político. Las alianzas tambalearán, los villanos quedarán expuestos y nada volverá a ser como antes. Eugenia llega con pruebas, con verdades que Lisandro jamás pensó que saldrían a la luz. Entre esas verdades, hay una que amenaza con acabar su poder para siempre.
Curro, que había perdido toda esperanza, encuentra en su regreso no solo consuelo sino también la fuerza para alzarse de nuevo. Y lo hace con alguien a su lado: Ángela, que no piensa dejarlo solo.
La tensión en La Promesa ha alcanzado su punto máximo. El regreso de Eugenia marca un antes y un después. Ya no se trata solo de amor, traición o poder… ahora se trata de justicia. Y Eugenia está dispuesta a dar la batalla final.
No te pierdas los próximos capítulos: la promesa de venganza y redención está más viva que nunca.