El próximo capítulo de La Promesa será un auténtico terremoto emocional, ya que uno de los secretos más guardados saldrá finalmente a la luz: Pía confesará dónde ha estado Jana todo este tiempo, y su revelación cambiará para siempre el destino de todos en el palacio.

Desde hace tiempo, Pía ha cargado con una responsabilidad silenciosa, manteniendo la verdad a salvo y fingiendo normalidad mientras su alma se debatía entre la lealtad y el miedo. Con el recuerdo del supuesto fallecimiento de Jana aún reciente para muchos, y tras meses de secretismo absoluto, Pía sentirá que ha llegado la hora de enfrentar lo inevitable. Por ello, decide desaparecer por unos días, encendiendo las alarmas de Curro, quien temerá que algo terrible haya sucedido, especialmente por la creciente influencia oscura de Leocadia y Lorenzo.

Pero Pía no ha huido, ha estado preparando el regreso más impactante que nadie podría imaginar. De pronto, en medio del asombro general, Pía regresa… y no está sola. A su lado, aparece Jana. Viva. Serena. Y dispuesta a hablar. La joven que todos lloraron y velaron con tanto dolor, a quien se dio por muerta, vuelve para destapar una conspiración aterradora: su fallecimiento fue fingido, con la ayuda de Pía, para protegerla de un complot mortal urdido por Leocadia.

Durante los días previos, Pía comenzó a actuar de forma extraña: caminaba por los pasillos menos transitados, revisaba notas escondidas y se mostraba inquieta. Curro, preocupado, intentó sonsacarle información, pero Pía evitaba con firmeza revelar la verdad. Su respuesta: “Cuando sea el momento, lo sabrás”. Mientras tanto, tanto él como Lope empezaron a vigilar discretamente a su amiga, notando conductas cada vez más sospechosas. Hasta que, de un día para otro, Pía desapareció del todo.

El revuelo por su ausencia sacudió a todos los rincones de La Promesa. Nadie sabía dónde estaba, hasta que una nota sin firma, con el mensaje “A veces el silencio es la única forma de resistir”, dejó a Curro completamente hundido. Decidido a entender lo que ocurría, acudió a María, quien confesó que Pía le había advertido que podría desaparecer por unos días, asegurando que era “por un bien mayor”.

Al mismo tiempo, Leocadia y Lorenzo, encerrados en el despacho de Cruz, celebraban que Pía ya no fuera un obstáculo. Sin embargo, no sabían que lo peor para ellos estaba por llegar.

Justo antes del anochecer, una carroza llega al palacio. Del vehículo descienden dos figuras femeninas. La primera: Pía. La segunda: Jana, viva y con la mirada firme. La escena paraliza al personal de servicio. El impacto es inmediato. Rómulo queda sin palabras, y Pía confirma lo que nadie se atreve a creer: Jana está viva.

Catalina convoca de inmediato a todos los habitantes del palacio. El salón noble se convierte en el epicentro de la verdad. Catalina, Alonso, Manuel, Curro, María, Fernández, Petra… todos esperan una explicación. Jana lo cuenta todo: comenzó a sentirse mal tras recuperarse de su herida, con síntomas extraños como mareos y debilidad. Entonces, Leocadia la amenazó. Le dijo que si hablaba de lo que había descubierto sobre su madre Dolores, terminaría como ella: olvidada y muerta. Jana, temiendo por su vida, acudió a Pía.

Fue entonces cuando ambas urdieron el plan: fingir la muerte de Jana. Pía se encargó de falsificar el certificado de defunción, organizar el entierro y desenterrar a la joven días después. Desde entonces, Jana vivió escondida en Villafranca, protegida por personas de confianza. Mientras tanto, Pía mantenía viva la mentira, cargando con el peso de una verdad destinada a destruir el poder de los verdaderos enemigos.

Pero no regresan con las manos vacías. Pía entrega un sobre con pruebas: recetas médicas adulteradas, notas codificadas, pagos encubiertos, registros manipulados, y hasta cartas entre Lorenzo y el médico. Todo esto lo encontró en la habitación de Cruz. La evidencia es tan clara que ni siquiera Leocadia puede fingir sorpresa. Petra, desde el fondo del salón, se siente traicionada por haber llorado una muerte que nunca fue real. Alonso pregunta con dolor: “¿Por qué semejante locura?”. Jana responde sin titubear: “Porque querían matarme”.

En ese momento, Burdina entra con dos guardias. La acusación es formal: Leocadia de Aro y Lorenzo de la Mata quedan detenidos por intento de homicidio, sabotaje médico y falsedad documental. Lorenzo intenta huir, pero Lope lo retiene. Leocadia, furiosa, grita desesperadamente, culpando a Cruz de todo. Pero ya es tarde: serán esposados y conducidos fuera del palacio.

Entre el silencio general, Curro se acerca a Jana con lágrimas en los ojos. Ella le confirma que ha vuelto para quedarse. Manuel también la abraza emocionado. Mientras tanto, Pía se retira al jardín, al árbol donde tantas veces buscó consuelo. Ahora, por fin, la verdad ha triunfado.

Este capítulo marcará un antes y un después en la historia de La Promesa. Con un giro totalmente inesperado, los lazos de complicidad, sacrificio y valentía se imponen sobre la traición, y lo que parecía un secreto enterrado para siempre resurge como un estallido de justicia. Jana ha regresado… y con ella, la esperanza de restaurar todo lo que fue arrebatado.