En el episodio 229 de Sueños de Libertad, una aparente interacción cotidiana en la tienda de perfumes se convierte en un intercambio tenso, cargado de emociones y segundas intenciones.
Fina, en su papel de empleada diligente, rocía un perfume en la muñeca de Pelayo, sugiriéndole que espere unos segundos para apreciar completamente la fragancia. Intrigado, Pelayo no solo pide probar otra, sino que también busca algo más: respuestas. La charla, que comienza de manera informal, toma un giro más personal cuando Pelayo le pregunta a Fina por su fragancia favorita. Evasiva pero educada, Fina responde que su elección depende del momento, una respuesta que despierta aún más la curiosidad de Pelayo.
La conversación se torna tensa cuando Pelayo revela que no es solo un cliente cualquiera, sino socio de Doña Marta, la jefa de Fina. Aunque intenta tranquilizarla asegurándole que no busca conflictos, su tono directo y la insinuación de conocer detalles personales tanto de Marta como de Fina ponen a esta última en alerta.
Fina, incómoda, comienza a cuestionar las verdaderas intenciones de Pelayo, dudando de que su aparente apoyo a Marta sea completamente desinteresado. Sin embargo, Pelayo se defiende con firmeza, declarando que su único propósito es combatir la injusticia y asegurando que no juzga a nadie. Aunque promete no aprovecharse del conocimiento que tiene sobre secretos sensibles, su partida deja a Fina sumida en la incertidumbre.
Este episodio combina tensión y misterio, mostrando que en Sueños de Libertad las intenciones de los personajes rara vez son lo que parecen, y que cada interacción puede esconder una trama más profunda. ¿Será Pelayo un verdadero aliado para Marta o un enemigo disfrazado? ¡No te pierdas los próximos capítulos para descubrirlo!