La aparente calma que reinaba en La Promesa se rompe de forma inesperada cuando Catalina y Curro chocan contra los límites impuestos por Alonso y Leocadia. Mientras Curro es obligado a humillarse ante el odioso don Lisandro tras la trágica muerte de su madre, Catalina descubre con horror que su madrastra ya no busca compartir el poder, sino que quiere controlarlo todo.

Una joya misteriosa, una pulsera de esmeraldas encontrada en los jardines de la finca, abre un nuevo enigma que podría cambiarlo todo. ¿A quién pertenecía esa valiosa pieza y qué secretos guarda su brillante resplandor? El hallazgo, hecho por Ricardo, se une a la creciente tensión que se respira entre los señores y el servicio, una tensión que amenaza con estallar.

En medio de todo esto, Adriano lucha contra los traumas de una agresión reciente, mientras Toño se hunde en la desesperanza a pesar de la ayuda de Manuel. Por su parte, Curro vive una amarga prueba de obediencia forzada, que marca el comienzo de una nueva y oscura etapa para él. ¿Quién tiene realmente el control en La Promesa?

La mañana del 9 de junio llega con un sol pálido que no logra disipar las sombras que pesan sobre la finca. Para Curro, la luz del día es una cruel burla: el mundo sigue girando como si nada, mientras él se ahoga en su dolor. Ordenado por su padre, el marqués Alonso, debe humillarse y ofrecer una disculpa formal a don Lisandro, un hombre despreciable que se aprovecha de la desgracia ajena. Contra su voluntad, Curro pronuncia palabras que traicionan su dolor y su dignidad, mientras su padre defiende la “honra” familiar a costa de romper el corazón de su propio hijo.

Por otro lado, en un enfrentamiento cargado de tensión, Catalina desafía directamente a Leocadia. La madrastra no oculta su disgusto por decisiones tomadas sin su consentimiento, como el despido de Petra, y deja claro que no piensa tolerar más desobediencia. Su ambición se muestra fría y calculadora, y sus amenazas veladas auguran una guerra sin cuartel por el poder en la casa. Catalina, por primera vez, ve a Leocadia como la verdadera adversaria que es: no una simple viuda afligida, sino una mujer dispuesta a todo para dominar.

Cuando el marqués, junto a Leocadia, reprende a Catalina y Martina por su rebeldía, la autoridad de Leocadia queda reafirmada como la ley absoluta en La Promesa. La batalla por el control se intensifica y las piezas del tablero empiezan a moverse con violencia creciente. El capítulo 612 promete ser un punto de inflexión donde las lealtades se ponen a prueba y el poder se disputa sin misericordia.

En el próximo capítulo de La Promesa, las tensiones dentro de la finca alcanzan un nuevo nivel. Toño, liberado finalmente de sus deudas gracias a Manuel, sigue atrapado en su tormento interno. Aunque ahora no debe nada a nadie, el peso de sus errores y promesas incumplidas lo consume. Su mujer lo ha abandonado llevándose a sus hijos, convencida de que no hay lugar para él en sus vidas. Manuel intenta animarlo a luchar por su familia, pero Toño está convencido de que ya es demasiado tarde. La desesperanza lo envuelve, y aunque agradece la ayuda, sabe que algunas heridas son imposibles de sanar solo con dinero o buenas intenciones.

Mientras tanto, Adriano continúa su lenta recuperación tras el brutal ataque sufrido en el bautizo. Su cuerpo está roto, pero lo que más le atormenta son las secuelas en su mente: los recuerdos traumáticos y el miedo que no lo abandonan. Jana, con su cuidado y empatía, intenta ser su apoyo en estos momentos difíciles, pero Adriano reconoce que ha cambiado para siempre, que algo dentro de él se ha quebrado de forma irreversible.

Por otro lado, un nuevo misterio comienza a tomar forma en La Promesa. Ricardo, el nuevo primer lacayo, descubre una pulsera de esmeraldas enterrada cerca del laberinto. Su valor y origen desconocido despiertan la preocupación de Rómulo, el mayordomo, quien decide iniciar una discreta investigación para descubrir a quién pertenece y qué secretos puede esconder. La joya podría estar vinculada a eventos recientes o a antiguos secretos enterrados en la finca, y su aparición amenaza con desatar problemas en medio de la ya tensa calma.

En medio de estos conflictos, Curro vive su propio drama. Tras la muerte de su madre y el enfrentamiento con su padre, se siente atrapado y desgarrado. Aunque el marqués le ordena reincorporarse a sus tareas, su dolor y rebeldía interior no cesan. Siente que la única forma de honrar su pérdida es permitiéndose sufrir, pero las rígidas reglas de La Promesa no le permiten espacio para el duelo.

Por último, Catalina, en la soledad de su habitación, reflexiona sobre la implacable Leocadia, consciente de que se enfrenta a una enemiga poderosa y despiadada. Decide no rendirse y promete descubrir la verdad para proteger a su familia y su legado, aunque ello pueda poner en riesgo su relación con su propio padre.

Así, el capítulo 612 se prepara para mostrar un choque inevitable entre Catalina y Leocadia, mientras las sombras del pasado y los secretos ocultos amenazan con desatar una tormenta que pondrá a prueba a todos en La Promesa.