Durante la semana del 16 al 20 de junio, los acontecimientos en La Promesa se intensifican dramáticamente, marcando un punto de inflexión para varios personajes clave. El regreso forzoso de Ángela a Zúrich es uno de los principales detonantes de conflicto. Leocadia, decidida a apartarla de Curro a toda costa, orquesta su marcha con una aparente preocupación por su futuro académico. Sin embargo, queda claro que lo que realmente busca es separarla sentimentalmente de su hijo. Ángela, firme en su postura, se niega a marcharse sumisamente y se rebela contra su madre, plantando cara con decisión. Declara que ya no es una niña y que tomará sus propias decisiones. Aunque es escoltada al coche, su determinación queda latente y el enfrentamiento no ha hecho más que empezar.

A pesar de haber sido expulsada oficialmente, Ángela se esconde en los jardines del palacio, a la intemperie, resistiendo con valentía pero poniendo en grave riesgo su salud. Su resfriado comienza a empeorar y su condición se deteriora rápidamente. Martina, desobedeciendo a Leocadia, visita a escondidas a Ángela y confirma su grave estado de salud. Aun así, Leocadia permanece inflexible, sin mostrar piedad ni preocupación materna, lo que deja claro que sus motivaciones están lejos de ser maternales.

Por otro lado, Curro, fiel a la promesa hecha a su hermana Hann, concentra sus esfuerzos en descubrir la verdad detrás del envenenamiento. Junto a Pia y Lope, planean volver a la joyería Llop, ya que el descubrimiento de que la pulsera contenía cianuro ha abierto una línea de investigación peligrosa. En un acto arriesgado, Curro se encuentra con Esmeralda, la dependienta de la joyería, y la acorrala para obtener respuestas. Aunque logra que ella le revele información clave sobre su pasado, el hecho de haber revelado su propia identidad puede convertirse en un grave error con consecuencias fatales.

El misterio se intensifica cuando se descubre quién es el verdadero propietario de la joyería Llop. La revelación es inesperada y cambia completamente el enfoque de la investigación. Este nuevo dato sugiere que las redes de poder y veneno alcanzan a figuras más importantes de lo que se pensaba, y el pasado de Esmeralda, lejos de aclarar todo, aporta nuevas preguntas.

Mientras tanto, el mayordomo Rómulo decide comunicar formalmente su decisión de abandonar La Promesa. Ha elegido marcharse con Emilia, pero le pide absoluta discreción para evitar revuelo entre los habitantes del palacio. Pide ayuda a Catalina para informarle al marqués Alonso. Emilia, por su parte, asimila con felicidad la idea de comenzar una nueva vida junto a Rómulo, lejos de las intrigas de la finca.

Adriano y Catalina enfrentan una decisión crucial: aceptar o no el título nobiliario que Lisandro les ha ofrecido. Este ofrecimiento provoca desconcierto, sobre todo en Adriano, que se mantiene fiel a sus principios. A lo largo de la semana, se debate la legitimidad del título y las implicaciones de aceptarlo. Al final, sorprenden a todos con su decisión definitiva.

Paralelamente, Manuel acepta la oferta de compra de los motores que ha estado desarrollando. Comparte este hecho con Simona, así como la visita que hizo al cementerio para honrar la memoria de Hann. Pero los motores aún esconden secretos, ya que tanto Manuel como Toño descubren nuevamente que alguien ha estado revolviendo sus cosas en el hangar. Deciden pasar la noche allí para descubrir quién es el intruso, y terminan viendo una figura misteriosa moviéndose en la oscuridad, lo que sugiere que alguien intenta robar los diseños de aviación.

En el plano religioso, María Fernández presiona al sacerdote Samuel para que confiese públicamente que fue él quien escribió la carta que provocó su excomunión. Leocadia, en cambio, le exige que permanezca en La Promesa y oculte la verdad al duque. A lo largo de los días, Samuel –que ahora ayuda con tareas domésticas– informa a Leocadia que ha encontrado a Petra y le pide que la readmita, preparando así el terreno para su reaparición en la historia.

Leocadia, además, planea una fiesta en La Promesa junto a Lisandro, lo que sugiere un intento de reforzar su influencia en la finca. Mientras tanto, Lorenzo de la Mata, apodado irónicamente “el capitán garrapata”, intenta mediar entre madre e hija. Reconoce el coraje de Ángela, aunque sus intenciones siguen siendo ambiguas. También sugiere a Leocadia que hay métodos más eficaces para controlar la rebeldía de su hija, lo que deja entrever posibles acciones manipuladoras o incluso violentas por venir.

La relación entre Martina y Jacobo también se resquebraja. Él, frustrado por no recibir el título nobiliario que deseaba, se muestra cada vez más irascible. Martina, por su parte, no logra conectar con él y su compromiso parece más frágil que nunca.

El viernes, en el episodio 620, se concretan varios eventos importantes. Rómulo confirma oficialmente a Alonso que se marcha de La Promesa. Finalmente, Leocadia visita a Ángela después de toda la semana ignorando su sufrimiento. La encuentra muy deteriorada, pero Ángela se mantiene firme, demostrando una fuerza interior admirable. Sin embargo, el corazón de témpano de Leocadia parece no ceder ni un ápice. A pesar de ver a su hija enferma, no hay signos claros de arrepentimiento o compasión.

En resumen, esta semana en La Promesa está marcada por decisiones drásticas, enfrentamientos familiares, descubrimientos oscuros y revelaciones impactantes. La enfermedad de Ángela, la revelación del verdadero dueño de la joyería, la marcha de Rómulo y la fiesta planeada por Leocadia se entrelazan en una red de conflictos que mantienen en vilo a todos los personajes. Mientras algunos intentan seguir sus principios, otros se sumergen más en el juego del poder, el control y la traición.

Lo que está claro es que, tras estos capítulos, nada será igual en La Promesa.