En este episodio, María toma una decisión trascendental que podría cambiar el rumbo de la herencia de Julia y el futuro de la empresa familiar. La conversación comienza con ella anunciando a Andrés y Damián que no descenderá a cenar esa noche, ya que tiene una gran cantidad de cuentas y cálculos por hacer. Su tono es firme y serio, dejando claro que se toma muy en serio su rol como administradora de la herencia de Julia. María sabe que este es un asunto crucial, y su determinación es evidente desde el principio.
Sin embargo, lo que realmente sorprende a ambos es la noticia que les revela a continuación: María ha tomado contacto con Prothard, un grupo francés, amigos de Jesús. Este anuncio es un giro inesperado, ya que implica que los franceses están dispuestos a pujar por las acciones que María representa. La revelación es impactante, pues sugiere un cambio drástico en la gestión de la herencia y una alteración en el control que hasta ahora se creía seguro sobre la empresa familiar.
La reacción de Damián es inmediata y alarmada. Le dice a María, visiblemente alterado, “¿Qué estás diciendo? No puedes hacer eso.” Su respuesta refleja el profundo desconcierto y oposición que siente, ya que ve esta jugada de María como una amenaza directa a sus propios intereses. Damián claramente está preocupado por la posibilidad de perder el control de la empresa, y su intento de frenarla es palpable.
Sin embargo, María, lejos de amedrentarse, responde con calma y convicción. Le explica que, en realidad, no está tomando una decisión impulsiva ni arbitraria. Ella simplemente está cumpliendo con los deseos de Jesús, quien, en sus últimos momentos de vida, había expresado su deseo de asociarse precisamente con esos contactos franceses. María asegura que su decisión es una forma de honrar esa voluntad y, de alguna manera, continuar con el legado de Jesús, tal como él lo quería.
Lo que realmente destaca en este momento es la firmeza con la que María defiende su postura. No parece dispuesta a ceder ante las presiones de Damián o de cualquier otra persona. A pesar de la alarma de Damián y la posible desaprobación de los demás, ella sigue adelante con su plan, convencida de que está actuando de manera correcta y fiel a la memoria de Jesús.
El tono de María se vuelve aún más desafiante cuando, al final de la conversación, sugiere que lo que está ocurriendo es solo el principio de un cambio mucho más grande. Su comentario, “esto se está poniendo cada vez más interesante,” deja entrever que su decisión de asociarse con los franceses podría ser solo una de varias jugadas estratégicas que está por implementar. María parece estar jugando un juego de ajedrez muy bien calculado, moviendo las piezas en el momento adecuado para asegurar el control sobre la herencia de Julia y sobre el futuro de la empresa familiar.
Con esta decisión, María no solo está desafiando la autoridad de Damián, sino también estableciendo claramente su papel como una figura clave en el futuro de la empresa. A pesar de los intentos de oposición, ella no parece tener intenciones de retroceder. La narrativa de este episodio resalta el conflicto de poder dentro de la familia y la empresa, así como el juego de intereses que comienza a tomar forma, con María como una jugadora estratégica dispuesta a tomar riesgos importantes para cumplir con lo que ella considera una obligación moral y familiar.
Este capítulo establece un punto de inflexión en la historia, donde las decisiones de los personajes empiezan a tener repercusiones mucho mayores. La trama se intensifica, mostrando cómo las alianzas y las tensiones familiares van a influir de manera directa en el futuro de todos los involucrados. María, con su calma y determinación, se posiciona como una protagonista clave que podría cambiar el curso de los acontecimientos en “Sueños de libertad”.