La primera semana de septiembre en Sueños de libertad marcará un antes y un después para los De la Reina y todos aquellos que viven bajo su sombra. La historia se llenará de traiciones, chantajes, humillaciones, despedidas dolorosas y también de momentos en los que el amor, aunque herido, se niega a desaparecer. Entre Toledo y la colonia, el ambiente se sentirá tan denso como el aire previo a una tormenta, cargado de secretos a punto de estallar. En ese contexto, Tasio y Gabriel unirán fuerzas, consciente o inconscientemente, para dar el golpe más certero contra Damián, hundiéndolo en la mayor de sus crisis personales y familiares.

Lunes: El eco de las mentiras
La semana comienza con Digna enfrentándose a su propia prisión emocional. Tras años soportando la manipulación de Pedro, decide preparar una maleta y marcharse. Por un instante parece tener en sus manos la llave de su libertad, pero la ilusión se desvanece pronto. Pedro la confronta, le recuerda el peso del qué dirán y le hace sentir culpable frente a sus hijos. Con un chantaje brutal, la obliga a permanecer a su lado, cerrando de nuevo la jaula invisible que ha construido para ella.

Mientras tanto, en la fábrica, Damián y Andrés firman un acuerdo secreto con los trabajadores, intentando frenar la crisis que amenaza a Perfumerías de la Reina. La negociación, marcada por la honestidad y la empatía, da frutos inesperados: la paz laboral. Pero lo que para ellos es una victoria, para Gabriel supone una humillación insoportable. Había planeado una estrategia legal calculada y fría, y el gesto conciliador de Andrés lo deja como un hombre prescindible. En su despacho, Gabriel rumia su derrota y planea su contraataque. Lo que comienza como una pugna profesional se transforma en un odio personal que no tendrá freno.

Martes: El sabor del veneno
El martes parece traer reconciliación entre padre e hijo. Damián, orgulloso de Andrés por su manejo del conflicto, propone celebrar juntos el cumpleaños de Begoña. Pero la armonía apenas dura unas horas. Un periódico publica la noticia del acuerdo laboral, presentada como una maniobra oscura y manipuladora de los De la Reina para tapar la crisis sanitaria. El escándalo sacude a la familia, y Gabriel aprovecha la oportunidad para presentarse como el único capaz de salvar la empresa. En una junta cargada de tensión, acusa veladamente a Andrés de imprudente y lo deja en ridículo frente a todos. La desconfianza crece entre hermanos y socios, mientras el abogado se erige como salvador.

En paralelo, Marta se consume de dolor tras la marcha de Fina, que parece definitiva, y Luz nota un abismo cada vez mayor con Luis, que arrastra la culpa de un beso con Cristina. Irene, por su parte, comienza a sospechar que la sumisión de Digna hacia Pedro esconde algo más oscuro que un simple perdón: un chantaje que pronto saldrá a la luz.

Miércoles: Cenizas y nuevos fuegos
Tras el golpe del martes, Andrés queda hundido al ver cómo Gabriel no solo lo eclipsa en la empresa, sino que también conquista a Begoña. El picnic improvisado del abogado, en el que aparecen como una familia feliz junto a Julia, rompe el corazón de Andrés y lo deja vulnerable frente a María. Ella, consciente de su fragilidad, le propone un plan desesperado: adoptar un niño para salvar su matrimonio. La idea sacude a Andrés, que vacila entre la tentación de llenar su vacío y la certeza de que su matrimonio con María no se sostiene.

Mientras tanto, la colonia vive otros conflictos: Marta quiere transformar el lanzamiento de un nuevo perfume en un homenaje a Fina, Gema fantasea con hacerse cargo de la cantina, y Claudia se refugia en las cartas de su amiga ausente. Por otro lado, Luis se enfrenta a la culpa de su beso con Cristina, confesando la verdad a Joaquín, quien le aconseja guardar silencio para no destrozar a Luz. La tensión familiar se multiplica y, en paralelo, Begoña da un paso definitivo al entregarse emocionalmente a Gabriel, creyendo haber encontrado en él la estabilidad que nunca tuvo con Andrés.

Jueves: La verdad sale a la luz
El jueves es el día en que las máscaras comienzan a resquebrajarse. Digna no puede seguir ocultando más tiempo la verdad. Joaquín la enfrenta y, tras una desgarradora conversación, ella confiesa que Pedro no está enfermo, que todo ha sido una manipulación cruel y que la tiene atrapada con un chantaje constante. La revelación destroza a Joaquín, que ve cómo la imagen de su padre se derrumba ante sus ojos.

Mientras tanto, Gabriel continúa afianzando su poder en la empresa y en la familia. Manipula a Julia con insinuaciones de que podría tener un hermanito y juega con los sentimientos de Begoña, que empieza a creer que su destino está a su lado. Para colmo, Pedro envenena el corazón de Tasio contándole una mentira sobre el pasado de Damián: que construyó su fortuna traicionando a un antiguo socio. Tasio, resentido y herido, lo cree sin dudar, alimentando un rencor que pronto explotará.

Viernes: La cena de los lobos
La semana culmina con una cena familiar que se convierte en un verdadero campo de batalla. Damián organiza el encuentro con la ingenua ilusión de unir a los suyos, pero lo que consigue es abrir la caja de Pandora. Tasio, envenenado por las palabras de Pedro, acusa a Damián frente a todos de haber construido su imperio sobre la traición y el robo. El patriarca queda paralizado, incapaz de defenderse, mientras Gabriel aprovecha la ocasión para presentarse como el único con la autoridad y la credibilidad necesarias para salvar a la familia y a la empresa.

El caos estalla en la mesa. Los gritos, reproches y acusaciones vuelan de un lado a otro. Damián, que hasta entonces había reinado como un monarca indiscutible en su propia casa, se ve arrinconado y traicionado, no solo por Gabriel, sino también por Tasio, el hijo al que había intentado acercar sin éxito. La cena, que debía simbolizar unidad, se convierte en el tribunal que condena al patriarca.

Y así, entre traiciones, verdades deformadas y conspiraciones, Sueños de libertad cierra una semana devastadora en la que Gabriel se consolida como el gran manipulador y Tasio, movido por el rencor y las mentiras, termina siendo el verdugo inesperado que hunde a su propio padre. Para Damián, los días de gloria han quedado atrás: ahora enfrenta el derrumbe de todo lo que construyó, con sus enemigos celebrando su caída desde dentro de su propia mesa.