El episodio 327 de Sueños de libertad, emitido el 12 de junio, marca un punto de inflexión con la emotiva despedida de uno de los personajes más intrigantes y carismáticos de los últimos tiempos: el detective Ángel Ruíz. Interpretado por el actor Rafael Rojas, Ruíz cierra su participación en la historia dejando tras de sí una estela de misterio, revelaciones y decisiones que han sacudido los cimientos de la familia De la Reina. Aunque su marcha podría ser temporal, su salida no pasa desapercibida, y los seguidores de la serie ya lo extrañan.
Desde su llegada a la serie, el detective Ruíz demostró ser un personaje que no pasaría desapercibido. Su entrada en escena no fue casual ni secundaria: fue contratado directamente por Damián, el patriarca de los De la Reina, con la misión de investigar en secreto a Don Pedro, el poderoso empresario cuya sombra se proyecta sobre muchas de las desgracias ocurridas en la trama. Damián había comenzado a sospechar que Pedro estaba implicado en la trágica muerte de su hijo Jesús, y no dudó en recurrir a un investigador de su máxima confianza.
La elección de Ruíz no fue arbitraria. Jesús, el hijo fallecido de Damián, ya había trabajado con él antes, y había depositado en él no solo tareas delicadas, sino también secretos que ni su propio padre conocía. Esta conexión previa entre Jesús y el detective se convertiría pronto en un elemento clave dentro del rompecabezas que rodea la muerte del joven.
Apenas llegó a la fábrica, Ángel Ruíz comenzó a remover el pasado oculto de Jesús. Fue él quien reveló que, antes de morir, Jesús le había encargado una vigilancia exhaustiva sobre Luz, la médica de la fábrica, así como sobre Marta, una de las figuras femeninas más complejas de la serie. La razón de estas investigaciones no era clara al principio, pero pronto todo cobró sentido: Ruíz fue quien tomó las comprometedoras fotografías que mostraban a Marta y Fina en una actitud íntima, imágenes que más tarde fueron utilizadas por Jesús para enfrentar a su padre con la verdad.
Estas revelaciones no solo sacudieron a Damián, sino que también pusieron en jaque a varios personajes. Marta y Fina vieron su relación expuesta ante la mirada severa del patriarca, y su mundo personal se tambaleó. Pero Ruíz no solo alteró sus vidas: Irene, siempre astuta y desconfiada, comenzó desde el primer momento a sospechar de su verdadera identidad. Oficialmente, Ruíz trabajaba como responsable de riesgos laborales en la fábrica, pero su actitud, sus preguntas y su presencia en lugares comprometidos no tardaron en levantar sospechas.
Irene, decidida a descubrir la verdad, lo desenmascaró. Su intuición resultó infalible y, gracias a ella, se conoció públicamente que el detective no estaba allí para velar por la seguridad laboral, sino que respondía a una misión mucho más oscura: espiar a Don Pedro por encargo de Damián.
Pese a estar al servicio de los De la Reina, Ángel Ruíz siempre demostró una ética profesional impecable. Su compromiso con la verdad y su sentido de la justicia fueron más fuertes que su lealtad al dinero o al poder. Por eso, cuando Damián cometió una imprudencia que comprometía no solo su investigación, sino también sus principios, Ruíz decidió cortar su vínculo con la familia. Lo hizo de forma contundente, renunciando a una jugosa remuneración y poniendo fin a su participación en una lucha de poder que se ha cobrado muchas víctimas.
Durante su tiempo en la serie, el detective logró sacar a la luz importantes verdades sobre Don Pedro, que hasta entonces habían permanecido enterradas. Descubrió que Pedro había manipulado emocionalmente a su propia hermana para separarla de su gran amor y de su hija, destapó los verdaderos motivos de la muerte de su esposa —hasta entonces rodeada de versiones incompletas— y también reveló un escandaloso fraude en la venta de su antigua fábrica de componentes. Todo esto configuró una imagen mucho más oscura de Don Pedro, consolidando las sospechas que Damián albergaba desde el inicio.
Sin embargo, aún queda un cabo suelto que podría cobrar protagonismo en el futuro: la conexión de Pedro con Górriz, el exoperario que sembró el caos en la fábrica. Damián está convencido de que Pedro utilizó a Górriz como peón en su estrategia para desestabilizar el entorno laboral y, en concreto, apartar a Joaquín del poder. Según esta hipótesis, Jesús habría descubierto la maniobra… y eso le habría costado la vida. Aunque todavía no existen pruebas concluyentes, esta línea narrativa podría retomarse si Ángel Ruíz decide regresar a la historia en el futuro.
Por el momento, el personaje se despide dejando un legado que va mucho más allá de su breve paso por la fábrica. Su capacidad para hurgar en los secretos, su mirada siempre alerta, su habilidad para estar en el lugar justo en el momento oportuno, y su ética inquebrantable, lo han convertido en uno de los personajes más queridos por la audiencia. Cada una de sus apariciones estuvo marcada por la tensión, la intriga y la revelación, ingredientes que hacen de él una pieza imprescindible en el tablero de Sueños de libertad.
La salida de Rafael Rojas de la serie es, sin duda, un momento significativo. Aunque los guionistas no han cerrado del todo la puerta a un posible regreso, el vacío que deja es innegable. Su personaje, en tan poco tiempo, logró lo que muchos no consiguen en años: ganarse el respeto del público, incomodar a los villanos, y remover las aguas en una historia plagada de secretos familiares, traiciones y deseos de venganza.
Los seguidores de Sueños de libertad ya expresan en redes sociales su tristeza por esta despedida, pero también su esperanza de que el detective regrese cuando la historia más lo necesite. Porque, en una trama donde la verdad es un bien escaso, personajes como Ángel Ruíz son imprescindibles. Su marcha deja heridas abiertas, pero también la certeza de que aún quedan muchas verdades por descubrir… y quizás, solo él tenga las llaves para abrir esas puertas.